La firma definitiva del Acuerdo Final de terminación del conflicto entre el Gobierno y las Farc, el pasado 26 de septiembre, implica en mi opinión un enorme momento histórico determinante para apoyar el plebiscito de refrendación este próximo 2 de octubre. A continuación expongo las razones a favor del plebiscito.
1. El Acuerdo de terminación no es un pacto surgido de la nada. Es una negociación milimétrica que involucra una parte importante de la historia política de nuestro país. Tomó más de cuatro años inducir el elemento “civilizador” a los miembros de las Farc para convencerlos de que la ideología no se defiende con la barbarie inhumana sino a través de la fuerza del diálogo, de la razón y de las ideas. Por dolorosa que nos parezca esa historia, es trascendental afrontarla y aprender de ella. La guerra no debe seguir siendo una constante perpetua en nuestra sociedad.
2. El Acuerdo tiene deficiencias como cualquier pacto de terminación de una guerra tan prolongada. Sin embargo, este pacto no sólo implica el fin del conflicto con las Farc sino también un nuevo contrato social donde nuestra sociedad acogerá a más de diez mil colombianos que conforman este grupo criminal, para que el Estado –como decía Hobbes- recupere aún más el monopolio de la fuerza y su institucionalidad se encamine con más eficacia a garantizar la paz y seguridad de las personas que lo componen.
3. El Derecho Penal Internacional no prohíbe a los Estados con conflictos armados como Colombia a buscar la consecución del valor de la paz. Es decir, los Estados con conflicto pueden resolverlo por la vía de la negociación política sopesando los valores de justicia y paz. Se busca como quedó contemplado en el Acuerdo Final lograr mínimos de justicia retributiva –penas severas- con justicia restaurativa, es decir, enfocada en la reparación integral a las víctimas. Así lo ha entendido la comunidad internacional en muchos procesos de paz en distintas épocas –Guatemala, Irlanda del Norte, Salvador, Sudáfrica, Ruanda, etcétera- por lo cual los acuerdos logrados en dichos países también sirven como estándares o elementos de costumbre internacional que posibilitan fundamentar jurídicamente una negociación como la lograda entre el Estado y las Farc.
4. Son muchas más las bases morales para apoyar el plebiscito que aquellas para no hacerlo. En efecto, podemos presentar las siguientes: Protección y garantía a las víctimas como son la reparación y la no repetición; la guerra deja de ser una válvula de oxigenación de la sociedad y en cambio la democracia se fortalece como medio para resolver las diferencias entre ideologías en disputa; las vidas que se pueden salvar son muchas más que con la continuidad de la guerra; el campo y sus elementos integrantes –campesinos, tierra, desarrollo- pasan a ser la principal meta de las políticas públicas venideras por parte del Estado; la vigencia y protección de los Derechos Humanos se fortalecen al trasmutar de la permanente violación sistemática o generalizada a la cultura política y constitucional de respeto a los mismos.
Como se observa lo anterior nos da luces de fondo para entender por qué lo que está por acontecer este próximo 2 de octubre es vital para nuestra sociedad y democracia. Que importante será que todos participemos masivamente ese día, ya sea apoyando el Sí o el No. Sin embargo, espero que los jóvenes, los adultos y los adultos mayores que aún sueñan con vivir sus días sin las Farc como guerrilla se movilicen en favor de la paz.
