Atípico que un gobierno presente una reforma tributaria desde el mes de agosto. Se estila radicar presupuestos sin recursos para obligar leyes de financiación en el mes de octubre con mensaje de urgencia. De esta manera, el tiempo para discutir es limitado porque el Congreso tiene hasta diciembre para aprobar. La iniciativa llegó sin consenso previo con los partidos, pero con la promesa de un amplio debate durante su trámite.
Con un estilo democrático, el nuevo gobierno debe solucionar el hueco fiscal de $83 billones del anterior. De lo que salga del Congreso, como mínimo se necesitan $23 billones, no solo hay que construir la paz social, también se debe recuperar el grado de inversión.
Como todo, hay cosas para mejorar, pero no es el infierno comunista que muchos trataron de vender. El Congreso debe trabajar con Min Hacienda para lograr una reforma tributaria fiscalmente responsable, haciendo el menor daño posible. Lo mejor sería frenar la evasión, una promesa muchas veces invocada, pero no cumplida. No fue la falta de voluntad de administraciones pasadas, simplemente la tecnología no estaba disponible.
El esfuerzo de US$250 millones de crédito con el BID ha modernizado la Dian. La implementación de la factura electrónica fue exitosa, permite tener información en tiempo real de más de 650 mil contribuyentes. La meta de recaudo de $26 billones es exagerada en un cuatrienio, pero $12 billones son realistas. La fiscalización mejoró, se realizaron más de 150 mil decomisos de mercancía sin papeles por valor de $1.2 billones. Hoy, el 90% de los trámites se puede hacer en línea. Aunque falta por integrar la base de datos de la Dian con otras entidades, incluyendo territorios, y que no se caiga tanto la página Web, esta es una nueva Dian. Hace cuatro años solo 2.8 millones de contribuyentes declaraban, hoy más de 5 millones lo hacen.
La reforma tributaria pide facultades extraordinarias para el Presidente por 6 meses, para reformar el sistema de personal de la Dian. Estas facultades son necesarias para potencializar las nuevas herramientas tecnológicas que refuerzan la lucha contra la evasión. Para empezar, teniendo en cuenta el tamaño de la economía, la planta de la DIAN debe aumentar cinco veces para llegar a estándares OECD.
El esfuerzo de inspección física y visitas a empresas sigue siendo insuficiente, el Pareto de esfuerzo está en el manejo de los datos. Los grandes logros contra la evasión provienen de cruzar tantos datos de cada contribuyente como sea posible. Para lograr esto, aparte de contadores y economistas, se necesitan programadores y científicos de datos.
La nueva facultad que pide determinar oficialmente la declaración de impuestos mediante facturación no solo ofrece facultades de recaudo. Ya existe una declaración sugerida, pero ahora si el contribuyente no controvierte va a quedar en firme. Con la reglamentación de plazos, condiciones y demás, en cabeza de la Dian, se hará mucho más poderosa la figura.
Esto implica una implementación gradual, pero preparar la declaración para todos los contribuyentes va a requerir procesar muchos más datos que antes. Un paso que hará nuestra relación con la Dian mucho más íntima (que es bueno y malo) y puede significar un quiebre positivo en el recaudo del país.