En mi reciente visita a Ocaña tuve conocimiento de la publicación de una obra titulada Reseña histórica del Colegio Nacional José Eusebio Caro, de Ocaña, escrito al alimón por Luis Máver Navarro Estévez, Héverd Augusto Pérez Quintana y Élvis Fernando Ríos Pacheco, todos ellos comunicadores sociales, magisters, escritores y docentes universitarios. El libro fue patrocinado por la Universidad Francisco de Paula Santander, de Ocaña, -UFPSO- siempre tan diligente para la inversión en las buenas causas. Gracias al rector Édgar A. Sánchez Ortíz.
Como es apenas natural los autores dedican el primer capítulo al origen del nombre del colegio de marras, y para ello se adentran en el estudio de los apellidos Ibáñez y Caro, sus enlaces y su descendencia, que en este caso sería la unión de Nicolasa Ibáñez Arias con don Antonio José Caro, padres del poeta José Eusebio Caro, quien le da el nombre al Colegio. En la esquina sureste del Colegio, contiguo al Complejo Histórico de San Francisco, estaba ubicada la casa natal del poeta José Eusebio Caro, donde la primera Asamblea departamental, gracias a la intervención de los diputados ocañeros Januario Sarmiento Quintero y Luciano Jaramillo Madariaga, ordenó fijar una placa que le recordará al transeúnte desprevenido que allí nació alguien importante de la comarca y las letras nacionales. En la casa de enfrente vivían sus abuelos maternos, el cartagenero Miguel Ibáñez y la ocañera Manuela Jacoba de Arias, inmueble que espera que la administración lo recupere. Don Miguel Ibáñez y Antonio José Caro, suegro y yerno,
tuvieron credencial de diputados en el Congreso de 1821, en Villa del Rosario, donde el segundo fue uno de los diputados secretarios.
Es interesante el esfuerzo que hacen los autores para demostrar que el Colegio Caro tiene origen santanderino, siguiendo la línea del tiempo de la educación en la ciudad de Ocaña, consultando autores, archivos e historiadores locales, como Luis Eduardo Páez García, y lograron armar la secuencia: Santander crea en su presidencia la Casa de Estudios, luego se crea el Colegio Nacional de Ocaña, le sigue el Liceo San Luis Gonzaga, viene la Escuela Superior de Varones, dirigido por el eminente sacerdote Benito Ovalle, de grata recordación, también, en Convención, donde, como laico fue fundador de colegios, y como sacerdote coadyuvó al ornato del municipio y su parroquia. Todo eso tuve oportunidad de recordarlo el sábado pasado ante mis coterráneos.
SEn el Colegio Caro se educaron paisanos de toda “estirpe o condición”, provenientes de recónditos lugares de la provincia de Ocaña, y la época de oro fue bajo la rectoría de los jesuitas, provenientes de la Hegemonía conservadora, y tres años después de llegar los liberales al poder, con el guatecano Enrique Olaya Herrera, la Asamblea departamental le recortó presupuesto para expulsarlos elegantemente. De esa época de oro son egresados, entre otros, Lucio Pabón Núñez, Leonardo Molina Lemus, Ciro Alfonso Osorio Quintero, Argelino Durán Quintero y Luis Eduardo Páez Courvel,
Difícil condensar en este artículo las 108 páginas del libro. Sólo extraigo algunas cosas adobadas con apuntes de mi propia cosecha. Felicito sinceramente a los autores de la investigación para esta Reseña Histórica del Colegio Caro; a la UFPS, de Ocaña, por el patrocinio, y al académico Luis Eduardo Páez García por prestarme el libro, porque durante mi reciente estadía en la ciudad no fue posible contactar a los autores.