Hace poco la red de ciudades Cómo Vamos reveló un interesante índice de Ciudades Universitarias, una herramienta que permite analizar las condiciones que ofrecen las ciudades colombianas a los estudiantes universitarios, el trabajo se desarrolla a partir de cinco componentes: el ambiente universitario, la calidad de la educación superior, el costo de vida, la empleabilidad de los egresados y la calidad de vida en las ciudades. Estos componentes incorporan 19 variables que inciden en el bienestar de los estudiantes que adelantan sus carreras universitarias en 9 ciudades del país. Llama la atención que Cúcuta ocupa el octavo puesto dentro de las 9 ciudades analizadas, con un puntaje de 42,46 para el 2015; los resultados no fueron tan halagüeños, según el informe de los 5 componentes dos obtuvieron un semáforo en rojo: calidad de la educación superior y empleabilidad de egresados, aquí tiene desventajas con las otras ciudades, ya que ocupó el último puesto; dentro de estos componentes las variables: profesores
con doctorado, resultados en Saber PRO, estudiantes en IES acreditadas, enganche de los egresados, salario de enganche, y tasa de desempleo juvenil, los puntajes son los más bajos, cabe anotar que para futuras mediciones podrá mejorar algunas variables dada la acreditación de la Universidad Libre.
Los componentes donde la ciudad no es muy distinta a las otras son: Calidad de vida y ambiente universitario, en el primero ocupa el puesto 6 y en el segundo la posición 7; y donde ocupa el primer puesto es costo de la vida, ya que alimentación, vivienda, transporte e inflación resultan de alguna forma ventajosa. Es bueno aclarar que no se incluye aquí 2016, año donde los efectos del cierre de frontera, además de un ambiente macroeconómico complejo incidieron en la inflación.
Frente a los resultados es necesario orientar los esfuerzos de las universidades en sus procesos de acreditación de calidad institucional y de programas como un imperativo ineludible. En un estudio realizado por FEDESARROLLO se estimó que la tasa de retorno social de la educación superior es de 19% cuando los estudiantes ingresan a instituciones no acreditadas, y el retorno llega al 37% cuando ingresan a instituciones acreditadas, además de lo anterior, esa investigación sugirió como aspectos indispensables para la acreditación de calidad la necesidad de incrementar el número de profesores de tiempo completo con vinculación laboral anual, ya sea porque la relación profesores de planta/estudiantes es muy baja o porque el mecanismo de contratación de los profesores no les brinda estabilidad para obtener la acreditación. Además, son importantes las políticas de cualificación docente, incentivos para producción académica e investigación articuladas a los semilleros con impacto social; de igual forma, las políticas de bienestar universitario para enfrentar la deserción, también la movilidad internacional de estudiante acompañado de la formación en una segunda lengua. Por último, una de las recomendaciones de este estudio apunta a la consolidación de una comunidad de egresados, con participación en los órganos colegiados de gobierno de la institución, y al seguimiento de estos en el entorno laboral.
Por otra parte, las acciones de las universidades deben ser acompañadas de un ambiente propicio para el desarrollo social y económico, donde los gremios, el tejido empresarial y la administración pública deben articularse en un proyecto de ciudad más amable y sostenible no solo para las distintas métricas, sino para la población, desde la construcción de un capital social, que hasta ahora es ausente.