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Salario mínimo y ahorro (II)
Con un salario mínimo colombiano es imposible que una familia compuesta por un trabajador, su esposa y apenas un hijo, se pueda ahorrar. 
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Martes, 23 de Abril de 2019

A raíz de la última columna en la que proponíamos que deslindáramos el valor del salario mínimo del índice con el que se calculan los incrementos en el costo de la mayoría de las actividades económicas que hasta el momento han venido indexadas en términos de este indicador, con el objeto de permitir que los trabajadores puedan recibir mejores emolumentos y por consiguiente, se amplíe el mercado real, me decía un amigo cercano muy crítico que esto no es posible en Colombia porque, al contrario de lo que ocurre en las economías desarrolladas donde el salario de los profesionales generalmente no supera 3 veces el salario mínimo, debido a su cultura de ahorro personal, mientras que en Colombia no existe cultura alguna de ahorro. Esta última premisa es cierta.  

Los colombianos no tenemos la cultura del ahorro, porque todavía creemos que es el Estado el que tiene que proveer todas las necesidades que en otras sociedades son pagadas por sus ciudadanos. 

Pero hay que insistir,  sin embargo, que con un salario mínimo colombiano es imposible que una familia compuesta por un trabajador, su esposa y apenas un hijo, se pueda ahorrar. No es una cultura; es una imposibilidad. 

Nos encanta compararnos con otros países y hacemos calistenias mentales para demostrar que hemos hecho maravillas.  

Cuando el presidente Duque anunció el incremento en el salario mínimo, se afirmó desde círculos gubernamentales que éste era el mayor aumento real de los últimos 25 años.  

Para lograr esta afirmación se hicieron cálculos, que podrían ser válidos, y al final se sumaron a los $828.116 en que quedó el valor que se usa para indexación, los $97.032 de auxilio de transporte para un total de $925.148.   De allí, convertirlo en US$285,50 dólares y compararlo con los salarios mínimos de Chile, US$435, Perú US$277 y Méjico US$156 no fue sino un paso. ¡Ciertamente habíamos logrado un incremento histórico!

Claro que no podemos compararnos con economías desarrolladas, pero cabe señalar que en Estados Unidos donde cada Estado fija el salario mínimo, en California y Nueva York es de US$15 por hora mientras que en muchos otros Estados está en US$7,5 por hora.  

Esto implica que el salario mínimo es de US$2520 en Nueva York y California y de US$1260 en otros Estados.  Parece desproporcionado para nuestro medio, pero el mensaje es que el salario mínimo está relacionado con el costo de vida, pero debe ser suficiente para pagar impuestos, tener lugar decente donde vivir, tener un automóvil y acceder al transporte público, a comida, vestido, estudio y aún, diversión.  Al explorar el salario mínimo de los países latinoamericanos con los que sí podemos compararnos, observamos que entre mejor es la economía y, así mismo las condiciones de vida de los ciudadanos, el salario mínimo promedio es mayor que el nuestro. 

Pero ninguno de esos países tiene su economía indexada con el valor del salario mínimo. Mi propuesta es buscar otro índice para indexación.  No tener más costos, precios o tributos futuros medidos en salarios mínimos legales, como hasta ahora lo hemos estado haciendo.  Esto permitiría que el salario mínimo se fijara como un mecanismo para incrementar el tamaño del mercado, proveyendo de más circulante que, sin promover la inflación, si permita que los colombianos puedan comprar más productos colombianos y se estimule la creación y desarrollo de la industria.  Sé que tiene que ser un ejercicio muy cuidadoso.  

En efecto, el salario mínimo real para el trabajador es de $925.148, menos los descuentos legales para salud y pensión.  Y el costo para el empresario es de $1.347.487, teniendo en cuenta que los parafiscales constituyen el 51% del salario. Esto corresponde a US$449,16.  Pero si la economía no está indexada y ligada al salario mínimo, el componente de salario de los trabajadores tendría una menor incidencia en los costos de producción, ya que los sueldos de los ejecutivos y los jefes de producción no estaría ligada a su incremento.

Sin tratar de ser exhaustivos, podemos calcular muy someramente los costos en que incurre una familia compuesta por el trabajador, su esposa y un hijo.  El arriendo de una pieza puede valer $300.000, como mínimo, más los servicios que mal contados pueden llevar este rubro a $400.000.  Podemos acceder a los reportes semanales de precios mayoristas que publica el DANE y mirar los correspondientes a CENABASTOS y LA SEXTA.  Fácilmente podemos calcular que el mercado mensual puede valer más de $300.000.  ¿Puede el trabajador ahorrar?, ¿puede comprar algo más allá de lo absolutamente básico? y ¿qué pasa si en vez de un hijo, tiene varios hijos? Vale la pena no usar más el salario mínimo como índice e incrementarlo, independientemente para incentivar creación de empresa y productividad.

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