Por estos días de pandemia, confinamiento, toque de queda, aislamiento social obligatorio, pico y placa y pico y cédula, me vi en la obligación de adelantar un trámite ante una EPS, de esos a los que nos vemos sometidos de manera permanente por estas entidades que exigen periódicamente la autorización administrativa de lo que el médico especialista en salud ya ha ordenado.
En razón a que el día de mi cédula no coincidía con el de la placa, decidí aprovechar para caminar, ver la ciudad y estirar las piernas a manera de pausa activa de confinamiento. La verdad debo confesarles que la experiencia no fue la más agradable. Creo, a mi manera de ver, que las EPS cuyo servicio desde el punto de vista administrativo ya era malo, ahora con la COVID-19 es peor. Intentar hacer un trámite por teléfono o vía web es literalmente imposible, lo que en consecuencia obliga a los usuarios a ir a las oficinas a tramitar de manera directa la engorrosa amalgama de papeles, visados, autorizaciones y demás requerimientos que debe lograr para ser atendido y poder recibir los medicamentos periódicos a que tiene derecho.
La primera sorpresa con la que se encuentran los usuarios, es que para reclamar medicamentos, la entrega solo se efectúa con pico y cédula, cuando los decretos expedidos claramente referencian las restricciones para bancos, pagos de servicios públicos y supermercados, evitando se produzcan aglomeraciones que impidan cumplir con el distanciamiento social. Observé atónito cómo una persona que requiere el suministro de un medicamento urgente, recurrió a la Policía Nacional para que hiciera entrar en razón a la entidad y tramitaran su solicitud, pues está de por medio el derecho a la vida. Hecha la gestión por parte de la policía la respuesta nos dejó perplejos, pues se le sugirió al usuario que hiciera el trámite con alguien que tuviese la cédula habilitada para este día.
Cuando finalmente puedes ingresar a hacer el trámite, obviamente si el número de la cédula te lo permite y el celador decide que eres merecedor de la atención por parte de los administrativos de la EPS, experimentas un éxtasis de emoción por haber logrado llegar a la ventanilla de atención, con el que momentáneamente olvidas que tuviste que esperar bajo el inclemente sol y calor de estos días, pues de la puerta de cristal tras la cual el celador se resguarda del sol, calor y coronavirus sólo pueden ingresar máximo tres personas. En la ventanilla, apenas disfrutando tu logro, te piden que saques una fotocopia de la fórmula con la que el médico autorizó los medicamentos.
Amigo lector, déjeme decirle que no hay forma de poder sacar una fotocopia por estos días en ningún lugar, pues ese servicio lo prestan normalmente establecimientos de comercio pequeños que no están funcionando. La verdad que una señorita que tiene a su lado un escáner, una impresora y fotocopiadora, le pida a un usuario que saque fotocopia de una fórmula médica para entregar los medicamentos a los que tiene derecho, después de haber sido sometido a los vejámenes propios de una pésima atención, es simplemente indignante. Hoy sólo tengo una recomendación: ¡no te enfermes! y si te vas a enfermar, verifica el día de tu cédula, para que te puedan atender.