Y vuelve la mula al trigo. La crisis de la SIC sigue. Hace ocho días supimos por los medios que, según la Superintendencia de Industria y Comercio, la Cámara de Comercio de Cúcuta, sorprendentemente, no está acéfala.
Sí, no hay semana que pase que la super no repita lo mismo, asfixiándose ella misma en su crisis: Ni vigila, ni sanciona, ni cierra ante las evidencias. Está como en el cuento del gallo capón ¿recuerdan?
García Márquez nos ilustraba: “el cuento del gallo capón, que era un juego infinito en que el narrador preguntaba si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que sí, el narrador decía que no había pedido que dijeran que sí, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que no, el narrador decía que no les había pedido que dijeran que no, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando se quedaban callados el narrador decía que no les había pedido que se quedaran callados, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y nadie podía irse, porque el narrador decía que no les había pedido que se fueran, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y así sucesivamente, en un círculo vicioso que se prolongaba por noches enteras”.
Ajá, pues así nos tiene la SIC desde el 9 de abril de 2019 cuando venció el periodo del Doctor Carlos Luna para elegir a Héctor Santaella quien accedió al cargo con una sed impresionante y se llevaron por delante el artículo 25 del buen gobierno del código de ética de la Cámara de Comercio de Cúcuta y de paso el 1602 del Código Civil.
Hace ocho días, con un desparpajo impresionante la coordinadora del grupo de vigilancia de las cámaras de comercio Zulma Yolima Cárdenas Gómez un mando medio de la Dirección nos dio contentillo: Deben darse por bien servidos, ahora no tienen uno, sino tres representantes legales en calidad de suplentes para remplazar al contratista Peña, escojan el que más les guste. Gravísimo y ello refleja la degradación de la institución; como que resulte imposible un acuerdo para elegir uno dentro de la tríada y como zamuro al anca, cada pico de los tres tire de los despojos.
Grave, además, que las inquietudes no las responda la directora Claudia Nina Zuluaga Isaza o el Superintendente de Industria y Comercio Andrés Barreto Gonzales sino un mando medio, Doña Zulima. Hay que respetar, pues la CCC aun degradada, es de las más importantes del país.
Solo queremos la aplicación estricta del Código de Comercio y del artículo 10 del Decreto No.4886. Reitero: me atrevo a decir que la Crisis de la Cámara de Comercio de Cúcuta no es propiamente de ella, sino de la entidad que las vigila a todas y que no corrige, que no investiga, que no advierte, que no procesa y que no sanciona.
¿En qué irán las diligencias de la Procuraduría contra la junta directiva de la CCC conforme al artículo 25 y 53 del Código único disciplinario? Creo que tienen los términos vencidos por omisión.
Obviamente nos adherimos a las solicitudes del Cotelco, La Corporación Mixta del Norte de Santander, Anato, Acodres y Asobares.
Adenda: La corrupción, también produce alegrías. Presencié en vivo, la satisfacción de un hombre humilde, con arrodillada y plegaria al cielo al recibir el certificado de vacunación que compró. Y la policía …ahí.