Reforma a la justicia. En días pasados y con ocasión del escándalo en la Corte Constitucional –que no de un solo magistrado, que es la especie que ha hecho carrera- algún periodista le preguntó al exministro Alberto Casas Santamaría qué posibilidad había de una reforma a la justicia en Colombia. “Ninguna”, respondió tajante.

Es verdad, los magistrados no van a ceder en sus privilegios y en algunas funciones que son como cuerpo extraño en las Altas Cortes, como las electorales.

Con el escándalo de los magistrados de la Corte Constitucional se abre una posibilidad porque son ellos mismos los que solicitaron a presidencia de la República que les retiren esas funciones, que los tiene distraídos, divididos y en caos, con lo cual reconocen cuál es el problema de fondo. Ahora falta esperar que se sostengan en el punto.

Es difícil aceptar que solo una Constituyente puede poner orden en la Cortes, pero desde todos los frentes se hace una  observación válida sobre este mecanismo: peligrosidad.

Equilibrio de poderes. La semana pasada fue intensa en el Senado de la República porque en el trámite del acto legislativo denominado “Equilibrio de poderes” se movió el tema de las inhabilidades del Vicepresidente. Una proposición presentada por el senador Armando Benedetti (Partido de la U) ante la Comisión Primera del Senado, con destinatario o nombre propio, pretendía inhabilitar al actual vicepresidente, Germán Vargas Lleras para aspirar a la Presidencia en 2018, al extender por cuatro años la inhabilidad para que el vicepresidente pueda aspirar a la presidencia de la República.

Aquí surgen algunas preguntas: 1. ¿Por qué el presidente Santos no hizo comentarios a esta proposición? 2. ¿Por qué el senador Álvaro Uribe Vélez desautorizó a su bancada y favoreció a Vargas Lleras, quien antes lo había traicionado? 3. ¿No será que esa proposición para impedir el ascenso de Vargas Lleras a la Presidencia fue cocinada desde lo alto?

No olvidemos que el Príncipe es experto en olvidar a sus amigos y mentores. Felonía es el nombre que algunos le dan a esa actitud.

Soy de los que piensan que el Gobierno empezó simultáneamente los diálogos en La Habana con una insurgencia otrora poderosa junto con una reforma constitucional con micos y orangutanes que resultó fallida, con el único fin distraer a la opinión pública. Quiere ponernos a botar corriente con temas que sí son espinosos, pero lo importante para él es que nadie critique su proceso de paz.

Día de víctimas. La ley 1448 de 2011, conocida como Ley de víctimas, instituyó el 9 de abril como el “Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas”, Mi familia fue víctima de la violencia y somos desplazados por la misma.

Lo que quiero reseñar es que ese día tuvo un manejo político, por lo menos en Bogotá. La “Marcha por la paz” la organizó Marcha Patriótica y otros grupos afines. Las pancartas pedían “Cese bilateral ya”, que es lo que se solicita desde La Habana. Lo peor de todo es que el presidente Santos se dejó utilizar y les siguió el juego. Peor aún, las víctimas dicen que no las tuvieron en cuenta.