El nuevo año trae consigo la inexplicable sensación de un nuevo comienzo; lágrimas de tristeza o alegría por lo que pasó y expectativa de lo que vendrá retumba en nuestra mente y corazón. No se trata de poder resiliente, se trata de cerrar ciclos, de abrirse a nuevas oportunidades. El año nuevo tiene esa magia y ese encanto de renovar nuestra esperanza.
Pero esta esperanza renovada, debe canalizarse de adecuada forma para soñar, establecer nuevos propósitos y sobretodo llevarlos a cabo. No solo las personas disfrutan de este privilegio; las sociedades, las ciudades, los grupos, también lo hacen, permitiendo una sana oxigenación mental para seguir adelante. Creo que tenemos una nueva oportunidad para hacer las cosas bien, para volver a comenzar, dejar atrás lo que fue y pensar en el futuro, no quedarnos atrapados en el pasado y sobretodo en la costumbre.
Cúcuta, es una ciudad pujante, capaz de sorprender a propios y extraños y que sabe sobreponerse a las adversidades repentinas. Nunca a retrocedido, ni en sus peores momentos y ahora no será la excepción. Debemos unirnos como ciudad, con la solidaridad que nos ha caracterizado para recibir y dar de nosotros lo mejor. Nunca hemos sido perezosos, sabemos salirle al astro todo los días y con la ayuda de Dios hemos crecido como familia.
Llegó el momento de repensarnos, de que nuestros jóvenes en quien tenemos centradas nuestras esperanzas, comiencen de manera creativa a construir las empresas del mañana, que transformarán la ciudad. Debemos establecer mas incubadoras de empresas, apostarle a lo nuestro, tener fe que es el motor que mueve montañas.
Nos merecemos una nueva oportunidad como ciudad; creamos en los demás; no nos cansemos de luchar por la ciudad; traigamos a la memoria los grandes momentos que hemos vivido y como siempre saquemos la casta que nos caracteriza para hacer de Cúcuta la “Perla del Norte” que tanto amamos.
La situación difícil por la que atravesamos, no nos destruirá, por el contrario servirá para aprender la lección, para trabajar en equipo, para hacer las cosas bien. Erradiquemos el malsano contrabando, el facilismo, la mediocridad y el conformismo y vamos a proponer cambios y retos, porque solo los osados, valientes y esforzados alcanza la Gloria. La educación pública y privada, tiene el reto de sembrar la semilla de esperanza en nuestros jóvenes y hacerles saber que son ellos los encargados de asumir el compromiso de guiar de manera adecuada los destinos de nuestra ciudad.
La corrupción no es solo apropiarse de lo que no nos pertenece, la corrupción esta también asumir cargos o dignidades para las cuales no estamos preparados, por eso Venezuela esta como esta y si nos descuidamos replicaremos el modelo en lo nacional, regional y local con consecuencias funestas. Año nuevo, esperanza renovada y un futuro mejor.