Faltan 26 días para que caiga el telón en París, y las delegaciones de 206nacionesdesfilen sobre el majestuoso Sena abrazando la paz, al menos por quince días, compitiendo con sus mejores atletas en 32 disciplinas deportivas. 

‘Citius, Altius, Fortius’, lema que significa ‘Más rápido, más alto, más fuerte’, se oirá desde las tribunas animando a los atletas. Todos comprenden que en segundos o minutos terminan los meses y años de preparación;algunos,entre lágrimas de emoción por la victoria; y otros, con el dolor por la derrota, aunque orgullosos y tranquilos por el deber cumplido. Saben que haber triunfado en su país y ser atleta olímpico representa un honor altísimo. 

Esta es la versión 54 de los Juegos Olímpicos modernos (30 de verano,24 de invierno) gracias a la tenacidad de Pierre de Coubertin, un joven parisino que viajó a Olimpia y otras ciudades griegas para estudiar los juegos de la Antigüedad. Creía, como Platón y Pitágoras, que el cuerpo y la mente debían desarrollarse en armonía. Su persistencia le permitió organizar en La Sorbona, con delegados de trece estados, el congreso por “La renovación de los Juegos Olímpicos” en1894.En honor a Grecia, se decidió que los primeros de nuestra era se desarrollarían en Atenas dos años después.

En la Antigüedad, las pruebas hacían parte de las festividades religiosas. Los atletas competían desnudos ante la mirada implacable de los dioses.Los juegos se celebraban cada cuatro años, no solamente en el santuario de Olimpia, sino también en Delfos, Corinto y Nemea. Pero Olimpia les ganó en prestigio como ciudad neutral, demostrando que la destreza física podía más que las armas, según relata el historiador Pausinias. Esas competencias, que iniciaron en 776 A.C., tenían como prueba principal los 192 metros planos. Otras se relacionaban también con diferentes distancias, o el lanzamiento del disco y la jabalina, y algunas semejaban la lucha, el pugilato y las carretas tiradas por caballos.Los juegos fueron suprimidos por Teodosio, emperador cristiano que los consideró demasiado paganos, en 394 D.C.

Pasaron cerca de 1500 años, hasta que Pierre de Coubertin los resucitó.Aunque visionario, por ser fiel a su época excluyó a las mujeres de la competición, dejándoles la coronación de los vencedores masculinos. París se viste de gala nuevamente, como lo hizo en 1924, época en la que, entre anécdotas, sobresale la de Augusto Rodin inmortalizando al Atleta con su célebre escultura, complemento de su mundialmente reconocido Pensador.  

La historia de los JO también refleja disputas ideológicas, a juzgar por los de San Luis1904,humillantes por el racismo; o los de Berlín 1936, con el nazismo hitleriano pretendiendo la superioridad aria; o el boicot norteamericano a los juegos de Moscú 1980, y la retaliación rusa en Los Ángeles 1984. En fin, la geopolítica siempre ha estado presente, manifestándose esta vez en la exclusión de Rusia y Bielorrusia, y en la dura competencia que librarán Estados Unidos y China por medallas. 

La maratón, prueba máxima, ha visto triunfar a atletas de países pobres, como Kipchoge y Jepchirchir, kenianos ganadores en Tokio. El nombre deriva de la célebre batalla en la que Milcíades derrotó a los persas en 490 A.C; y su distancia, inicialmente 40 kilómetros, fue la recorrida por el soldado Filípides para anunciarla victoria en Atenas. Desde Londres 1908, para complacer a la dinastía británica, se extendió a 42,19 kilómetros.

La historia de los juegos tiene centenares de nombres. Evoquemos a Cassius Clay que,con 18 años, sorprendió en Roma 1960 ganando el oro en boxeo, y luego se convirtió al islam, prefirió la cárcel que ir a la guerra de Vietnam, y creó el concepto de objeción de conciencia. Y, otros, como Usain Bolt, el ídolo jamaicano y hombre más veloz del mundo; y, Mariana Pajón, orgullo colombiano con dos medallas de oro y una de plata.

Llegó el momento de honrar a los 10.500 mejores atletas del mundo, por primera vez repartidos en total equidad de género. 

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