El último informe de la comisión de expertos tributarios recibió la atención sobre sus recomendaciones relacionadas con las entidades sin ánimo de lucro. Sin embargo, pasó inadvertida la segunda parte, que se refiere a la administración tributaria.
Según los nueve expertos, la actual DIAN está haciendo agua, y si no se le transforma a fondo, será imposible pensar en una reforma tributaria estructural en Colombia.
No todo consiste en cambiar las normas sustantivas de los tributos. Según esta comisión, se impone una reforma profunda en la manera como se vienen administrando los tributos: “En cualquier país del mundo tener la mejor política tributaria no sirve de mucho si ésta no puede implementarse de manera eficiente...
Por administración tributaria eficiente se entiende aquella que recoge el monto de impuestos que debe recolectar y en el momento que debe hacerlo, de acuerdo con las leyes establecidas y, todo esto, con los menores costos de transacción posibles para la administración y los contribuyentes”.
Sin embargo, la realidad es bien distinta. La evasión está disparada.
Los datos son realmente escalofriantes: la evasión del IVA está llegando al 40 %; en el caso del impuesto a la renta en sociedades se acerca al 39 %, lo que representa una pérdida anual de $15 billones; la evasión de obligaciones tributarias asociadas a seguridad social se estima en $14,6 billones anuales; el contrabando anual está valiendo entre US $ 6000 y US $7000 millones; y la cartera morosa de la DIAN asciende a 4,5 billones.
Todos estos indicadores demuestran que en los últimos años, en vez de mejorar, las cosas han empeorado.
Aunque la DIAN ha hecho esfuerzos meritorios para combatir la evasión y mejorar el recaudo –que la comisión reconoce— tales como la implantación del Sistema Muisca, la introducción del RUT, el sistema electrónico para tramitar devoluciones y pagos, y el desarrollo de sistemas para capturar información exógena, a fin de controlar mejor el cumplimiento de las obligaciones tributarias, lo cierto es que la DIAN está desbordada.
El bache entre lo que se está haciendo para mejorar el recaudo y las evidencias de evasión crece permanentemente.
Hay, en primer lugar, un rezago abismal en el recurso humano con que se cuenta para combatir la evasión, cuando se compara la DIAN con otras entidades de administración tributaria en países de similar desarrollo al nuestro.
La DIAN cuenta con 9000 cargos, de los cuales están asignados 7685. De estos, un poco más de 5600 son funcionarios de carrera, los demás son contratistas.
Cuando se compara la relación entre personal dedicado al control de la evasión y el universo de contribuyentes efectivos o potenciales, Colombia exhibe una de las relaciones más bajas de toda la región. Además, indica la comisión, la renovación generacional en el personal de la DIAN se ha estancado.
Queda mucho por hacer en mejoramiento tecnológico, en la difusión de una verdadera cultura ciudadana de ética y de cumplimiento espontáneo de las obligaciones tributarias, en mejoría de la administración tributaria a nivel territorial, pues el problema no se ubica solamente en la deficiente gestión de los tributos nacionales, sino también en los municipales y departamentales, y en la seguridad social, por la que el fraude sigue siendo gigantesco.
Veamos pues que hace el Ministerio de Hacienda con estas juiciosas recomendaciones. Ojalá no se queden escritas. Sería lamentable.
* Exministro de Hacienda y Agricultura