Hay temas que no deberían admitir cuestionamientos. Uno de estos temas son los relacionados con los recursos naturales indispensables para el desarrollo y continuidad de la vida. Según esté racionamiento, el aire es más importante que el carbón, un bosque más que un pozo petrolero y el agua mucho más que el oro.
Siguiendo con este racionamiento, no deberíamos de estar en el dilema de por dónde delimitar el páramo de Santurbán. (Delimitación que busca definir en dónde Minesa puede desarrollar su proyecto minero). Sino estar celebrando que nacimos junto a una maravilla natural de este tipo; que dos departamentos tienen asegurado el recurso hídrico por siempre. Sin embargo, cómo vivimos en el mundo de lo absurdo, valen más el carbón, el petróleo y el oro. Y no estamos celebrando haber nacido junto al espectacular páramo sino enfrascados en el eterno debate de la delimitación.
Hemos arrasado bosques, contaminado los mares y océanos. Los nevados y los polos se están derritiendo. Cada día se extinguen especies y otras quedan en peligro. Estamos consumiendo a un ritmo más alto de lo que el planeta puede producir. La destrucción del planeta está llegando a un nivel irreversible e irreparable.
En el estado que por nuestra culpa está el planeta, el tema de discusión no debería ser cómo podemos explotar los recursos naturales sino cómo podemos salvar frenar y reparar la destrucción que le estamos propinando. Nos estamos haciendo las preguntas incorrectas.
Por otro lado, sí, es cierto, el cuidado del medio ambiente pasa porque la población tenga empleos dignos. Muchos explotan en forma desmedida los recursos naturales por la necesidad: es eso o morirse de hambre. Por esto, el Estado debe promover políticas que generen empleos sin sacrificar al medio ambiente. Ya lo hemos destruido demasiado a tal punto que hemos puesto en peligro nuestra existencia y la de las especies que habitan el planeta.
Cualquier alternativa que se implemente debe ser amigable con el medio ambiente. Y no como propone Minesa que argumenta que el páramo llega hasta los 2.800 metros sobre el nivel del mar. Como si el ecosistema del páramo supiera de metros o de los limites artificiales que se inventa el hombre.
Amigable con el medio ambiente significa que respete integralmente los ecosistemas y no pretenda ponerle límites artificiales. Por culpa de esto de crear limites artificiales es que muchos animales, cada día mueren en las carreteras (Claro, los conductores podrían ayudar a evitar muertes si manejaran más despacio o tuvieran los ojos al frente y a los lados).
Así pues, debemos valorar lo importante para la vida y para que las futuras generaciones tengan un planeta digno en el que puedan vivir. Y a su vez mejorar las condiciones de la población que se ve forzada a destruir al planeta para conseguir la manutención.
