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A votar por Duque
Si gana la Presidencia, como espero, Duque heredará una situación difícil en lo económico, lo político y lo social.
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Sábado, 16 de Junio de 2018

Porque conozco sus altas calidades personales, intelectuales y profesionales, puedo invitar a mis coterráneos a votar por él, con tranquilidad y alegría. Yo ya lo hice. 

Aproveché que en el exterior podíamos votar durante toda la semana, para depositar mi voto por Iván Duque. 

Ayer fui al Consulado de Colombia en Washington DC y encontré una cola de algunos colombianos votando. 

Por lo que escuché, todos lo estaban haciendo por Duque. Logró despertar entusiasmo y esperanza entre los migrantes que viven aquí, y que en el pasado no participaban. 

En esta oportunidad salieron a cumplir con sus deberes ciudadanos.

Conocí a Duque hace varios años aquí en Washington, cuando ambos trabajábamos en el Banco Interamericano de Desarrollo. 

Pude apreciar su inteligencia, su gran capacidad de trabajo y su excelente formación académica y profesional. 

Es una persona muy organizada que trabaja largas horas. 

Logró sacar tiempo para, no sólo cumplir con excelencia sus obligaciones laborales, sino sacar dos posgrados en magníficas universidades. 

Era y sigue siendo una persona sencilla y cálida, a quien los triunfos no se le suben a la cabeza.

No puedo decir que yo haya sido una persona muy cercana a Duque aquí. 

Además de la diferencia de edades, el se fue a las Naciones Unidas, en Nueva York, a colaborar con el expresidente Álvaro Uribe. Por mi parte, durante varios años viví en El Salvador, país al que fui enviada como representante del BID. 

Volví a tener noticias sobre su vida, a través de Fabio Echeverry Correa (QEPD), quien lo conocía y admiraba. Lo ponderó sin reservas y le pronosticó un futuro brillante. 

Fabio era un conocedor de las personas y un crítico que podía ser demoledor. Rara vez se equivocaba en sus percepciones. Frente a Duque fue siempre muy positivo.

Si gana la Presidencia, como espero, Duque heredará una situación difícil en lo económico, lo político y lo social.  Los problemas de seguridad son preocupantes y los acuerdos de paz con las Farc todavía no se están implementando y necesitan algunos ajustes. Se requieren cuantiosos recursos y las fuentes para ese financiamiento no parecen suficientes, no obstante las prometidas ayudas internacionales. Los cultivos ilícitos, que por un tiempo disminuyeron, se multiplicaron exponencialmente.

Como si lo anterior fuera poco, la economía colombiana viene creciendo de manera raquítica y no está creando suficientes empleos. De allí que las tasas de desempleo entre los jóvenes y las mujeres sean tan altas. Peligrosamente altas.

Los desequilibrios en el desarrollo de las regiones y en los niveles de vida de sus gentes no sólo son inhumanos, sino que están siendo explosivos. La corrupción en numerosos gobiernos departamentales y municipales succiona un porcentaje vulgar de los recursos locales, de manera que no queda plata para la educación, la salud, para muchos programas sociales y para la infraestructura. Las fallas y la corrupción en la justicia requieren de una alta cirugía.

Confío en que Iván Duque se rodeará bien. Con un equipo serio de profesionales, hombres y mujeres, que dedique sus energías y capacidades a la búsqueda creativa de soluciones frente a tantos retos. 

Estoy convencida de que Duque no será títere de nadie. Será leal con sus compañeros de partido, pero sabrá poner una raya clara entre las que son sus responsabilidades y facultades como Presidente, y las de los expresidentes y legisladores. 

Quiero hacerle una recomendación especial: si gana, como yo espero, que desde el comienzo le ponga mucha atención a la situación de nuestras zonas fronterizas con Venezuela, aumente significativamente los recursos nacionales dedicados a ellas, y estudie mecanismos que aumenten los incentivos para que la inversión privada, de empresas creadoras de empleo, se localicen en ciudades como Cúcuta.

Tengo la impresión de que el censo de venezolanos que se llevó recientemente a cabo, subestimó fuertemente el número de ellos que están radicados en nuestras fronteras. Algunos de ellos pueden ser colombo-venezolanos que antes vivían en Venezuela y han regresado. Muchos otros, sencillamente, no se dejaron censar. Deberían ser contados para evaluar de manera más realista las necesidades existentes y la alta demanda por servicios sociales.

Duque, nuestras zonas fronterizas necesitarán de un fuerte apoyo de su futuro gobierno. Le deseo éxitos en la elección. 

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