En el Comando de Policía Metropolitana de Cúcuta, una figura destaca con orgullo, humildad y sencillez: la señora dragoneante Carmen de Jesús Hernández Aldana. Con una trayectoria ejemplar y un título que ostenta con honor, Carmen se ha convertido en un referente en la Policía Nacional de Colombia. Su historia de dedicación, trabajo constante y amor por su familia es inspiradora y merece ser contada.

Desde temprana edad, Carmen anhelaba pertenecer a la institución policial y luchó increíblemente para hacer realidad ese sueño. En 1989, ingresó a la Policía Nacional con metas claras y definitivas. A lo largo de los años, su hoja de vida se ha enriquecido con más de 100 felicitaciones y 34 condecoraciones, demostrando su arduo trabajo, perseverancia y sacrificio en la vida. Pero lo más importante, ha sacado adelante a su único hijo con admirable dedicación y amor, evidenciando que las mujeres también cumplen un papel sobresaliente en la fuerza pública, al igual que los hombres.

A pesar de sus éxitos y momentos gratos en su carrera, Carmen recuerda que la época en la que ingresó a la institución coincidió con la presencia de Pablo Escobar en Colombia. Los años 90 fueron especialmente difíciles para el país, y Carmen se vio en medio de la violencia y el miedo.

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“En ese tiempo no descansábamos mucho, vivíamos de acuartelamiento en acuartelamiento, porque era bomba tras bomba y muerto tras muerto, realmente era algo muy complejo. Nosotros vivíamos con miedo, lógicamente, y nos preguntábamos en qué momento nos va a tocar a nosotros, porque nos etiquetaron: por cada policía muerto pagaban 2 millones de pesos. Frente a eso nos tocaba cuidarnos entre nosotros”, reveló la dragoneante que tuvo que ver a muchos de sus amigos muertos.

El legado de Carmen trasciende a su familia. Su hijo, el capitán Maicol Bernal Hernández, siguió sus pasos y también sirve en la Policía Nacional. El amor y apoyo incondicional de Carmen son evidentes en cada conversación, y su dedicación a su familia es un reflejo de su compromiso con el servicio policial. Este año, Carmen celebra su 34 aniversario en la institución, un logro que la convierte en una mujer guerrera y apasionada en lo que hace.

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Un referente en su familia y en la policía

En el seno de su hogar, su madre, María de Jesús Aldana, ha cumplido 92 años y se muestra orgullosa y llena de admiración por los logros de su hija. A pesar de que otros 5 de sus hijos y 3 nietos también son oficiales de policía, Carmen se destaca como un referente tanto en su familia como en la Policía Nacional. Sus familiares constituyen su labor y destacan sus virtudes y valores como un ejemplo a seguir.

La oficial afirma que las mujeres han cambiado el estigma de que su rol se limita al ámbito doméstico. "Nos hemos encargado de quebrar esa barrera que existe entre que los hombres todo lo pueden y nosotras no lo podíamos. Ahora sabemos que somos capaces y demostramos que somos iguales y podemos hacer lo mismo", afirmó Carmen, resaltando que la Policía Nacional brinda las mismas oportunidades y condiciones a hombres y mujeres.

Hernández reconoce que las nuevas tecnologías han cambiado la forma de trabajo en la Policía Nacional, pero valora su experiencia en la vigilancia, donde aprendió lo que realmente significa estar en la calle, conociendo las problemáticas de los barrios y aportando lazos de amistad con la comunidad para poder ayudar de diversas maneras.

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Sin embargo, también ha experimentado momentos amargos en su carrera. Recuerda con tristeza la historia de un joven colega que luchó contra el cáncer y no pudo completar un trabajo académico necesario para su ascenso. Carmen hizo todo lo posible para abogar por él, pero lamentablemente, fue demasiado tarde y el joven murió. Estas experiencias han fortalecido su compromiso y empatía hacia sus compañeros de trabajo.

La historia de Carmen de Jesús es un testimonio de dedicación, trabajo arduo y amor incondicional. Desde sus inicios en la Policía Nacional, ha demostrado ser una mujer ejemplar, con más de tres décadas de servicio y numerosos reconocimientos. Su influencia se extiende más allá de su familia, convirtiéndose en un referente para la institución y una inspiración para aquellos que anhelan cumplir sus sueños.

Carmen es un verdadero orgullo para la Policía Nacional y una muestra de que el compromiso y la pasión pueden llevarnos lejos en la vida. Su historia es un recordatorio de la importancia de la dedicación y el amor en el servicio policial, y su legado perdurará como un ejemplo para las futuras generaciones de hombres y mujeres que deseen seguir sus pasos en la noble tarea de proteger y servir a la comunidad.

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