Sus hijos pudieron salir por esa diminuta ventana.
La aseguradora, comentó la madre, fue la única que respondió con dinero, 4.9 millones de pesos entregó después de luchar jurídicamente con garras y dientes para probar el daño ocasionado por la catástrofe, aún cuando un perito independiente que contrató una de sus hijas, luego del análisis a la vivienda, calculó los daños por más de 10 millones de pesos.
El secretario de gestión de riesgo, Huber Plaza, hace unas semanas, comentó que por parte del registro único de damnificados, las familias con sus hogares destruidos recibirían un subsidio de arriendo por tres meses, que al ser prorrogado dos veces más, llegaría a subsanar nueve meses.
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“Aparte de esa ayuda en subsidios que suman 750.000 pesos a 150 familias, se dieron más de 1.500 kits de ayuda humanitaria de emergencia, lo que en promedio suman unos 1.000 millones de pesos que se han entregado a damnificados”, explicó el secretario de despacho.
Martha, con una de las viviendas más afectadas, sigue sin saber donde terminaron esos pagos de arriendo, pues no recibió ninguno.
“Nunca nos llegó ese supuesto subsidio, es más, luego de la inundación estuvimos en mora con el banco, porque el día siguiente tenía la cuota del apartamento y no pudimos pagarla, le explicamos la situación a la entidad financiera y nos dijo que eso no era impedimento para pagar. Realmente todo lo que tengo hoy, se lo debo a mi familia, unos sobrinos repararon la cocina, otros nos regalaron camas y los demás reunieron dinero para comprarme una nevera”, manifestó Albarracín.