Las semanas posteriores al accidente aéreo de una avioneta que se precipitó a tierra en Medellín con un saldo lamentable de ocho fallecidos, las empresas de lotería de Antioquia revelaron que el número 5121, correspondiente a las siglas del aparato, llegó a su tope.
Los apostadores se habían echado a la suerte con la cifra, convencidos de que la combinación de esos cuatro números les daría el acierto para ganar en el sorteo y las empresas prefirieron limitar su venta alegando motivos de responsabilidad empresarial para proteger la reserva que garantizara su premiación.
Hechos como este se repiten con cierta frecuencia. El 25 de agosto, alrededor de cuatro mil personas ganaron el premio mayor de la Lotería de Bogotá con el número 1108 que coincide con el lote donde reposan los restos de Diomedes Díaz, repitiendo el hecho que se vivió en el 2015 cuando 1.280 colombianos se la jugaron por esa cifra y ganaron.
Coincidencias o no, “la suerte está echada” como dijo en una de sus letras el ‘Cacique de la Junta’ y en estas cuestiones del azar son muchas las creencias que de vez en cuando coinciden y con los hechos se alinean.
Números de fechas de nacimiento, placas de vehículos, números de casas, revelaciones en sueños, últimos dígitos de los documentos de identidad y hasta fechas de alguna celebración de la virgen son los más demandados en los puntos de ventas del chance de Cúcuta.
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Así los van ligando, invertidos, combinados con algún número de la suerte, el que más salió en la semana o los conocidos como los “demorados” un hasta que, por fuerza o por fe, la suerte los bendice.
“Todos los días yo apuesto mis 20 mil pesitos en el chance y siempre gano”, afirma Yorman Gutiérrez mientras avanza en la fila de un punto de apuestas.
Es cucuteño, de a pie, y se pierde en la algarabía de la avenida novena, en pleno corazón de la ciudad para apostarle 2.500 pesos al número 1438 para el sorteo del mediodía.
“Yo voy por la calle mirando números. De repente veo una placa de un carro y ese es el que me juego”, afirma mientras señala en el trancón la fila de vehículos.
Comenta que los veinte mil pesos los invierten en varias compras al día y aunque no en todos acierta, siempre gana, afirma.
Justo frente a él, uno de los apostadores que se le adelanta en la fila sonríe. Como el primero, tiene el hábito de jugar a la lotería, pero su número siempre es uno fijo. “1209 porque es la fecha de nacimiento de mi nieta, yo no lo cambio, siempre le apuesto al mismo”, revela.
En temas de los agüeros, no todos quieren mencionar el “truco” pero por estas fechas hay una creencia colectiva y es que cerrando el año, cierto misticismo envuelve al espíritu navideño y con él, llega la suerte.