Entre el barro y los escombros Leidy Isabel Mendoza de 28 años no sabe qué hacer. Desde la noche del martes vive en desespero. Realmente, ella describe estos últimos días como una verdadera pesadilla.
“Lo único que he sabido es que estaba cerca de ese caño, pero no aparece. Las autoridades me piden esperar, pero con esta angustia es imposible”, contó Leidy.
Ana Mercedes de 48 años tiene un tatuaje en forma de búho en su pierna izquierda. Es la adoración de su nieta de 2 años.
“Mi hija me pregunta por su ‘nona’ y no sé qué decirle. No sé ni cómo explicarle que tampoco sé de ella. Es muy doloroso”, narró entre lágrimas.
Según el reporte de Gestión del Riesgo, en el 23 de Enero hay cinco personas desaparecidas. Cabe recordar que la mañana del miércoles fueron encontrados los cuerpos de un hombre y una anciana luego de que los Bomberos de Cúcuta los hallaran en inmediaciones de la quebrada, a la altura de Los Arrayanes y el corregimiento de Urimaco.
La Bendición de Dios
“Las ayudas se quedan en el camino. Acá no llega nada y somos quienes casi morimos y no tenemos ni dónde dormir”, dijo Consuelo Gutiérrez, quien vivía en el lote 31 de la manzana A de esa invasión.
En ese lugar residía Jesús David Farías García, el ayudante de construcción que se lo llevó el agua y que luego apareció sin vida en Los Arrayanes. Él era padre de dos niños y dejó a su compañera sentimental embarazada.
Junto a la casa de Jesús vivía Reina, como todos conocían a la anciana que apareció detrás de una mina de carbón de coque, ubicada en Urimaco.
Todos piden que no los abandonen.
El drama de los más pequeños
Asly, Santiago y Samuel, son tres niños que ayer jugaban a los piratas. Con una cinta azul en la frente los dos niños y hermanitos eran correteados entre risas por la pequeña Asly. Ellos, al igual que unos 100 niños más, quedaron a la intemperie.