Magda Milena Barbosa García, de 49 años, no cabía de la dicha cuando su nombre se escuchó en el auditorio de la Universidad Libre de Cúcuta. La llamaban para que recibiera el cartón del diplomado en 'posicionamiento femenino en entornos masculinizados', tras una formación en el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, que las graduará en el programa de Técnico en Electricidad Industrial, algo en lo que estuvo soñando desde que tuvo uso de razón.
Ella quería aprender un arte para ganarse la vida con el sudor de su propia frente y con ello sostener su familia, solo que no se le había presentado la oportunidad para hacerlo hasta que un buen día Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS), el SENA y la Universidad Libre se lo propusieron.
En el marco de los programas de equidad de género regional que las tres instituciones impulsan para ponerse a tono con esta política y con ella empoderar a la mujer nortesantandereana para que esté en igualdad de derechos y condiciones que los hombres, Magda Milena y otras 22 compañeras aprovecharon la invitación para formarse como técnico en electricidad industrial.
Ella, madre de tres hijos, regresó a los ambientes de formación después de más de 30 años, cuando tomó la decisión de superarse y cumplir con su meta personal de aprender un arte.
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“Nunca es tarde y, gracias al SENA y a Centrales Eléctricas, pude cumplir este sueño. Yo quise darles este ejemplo a mis hijos y a la comunidad, de que todo se puede. Tuve compañeros y gente muy amable, que me ayudaron cuando los necesité”, dijo Magda Milena.
Alejandro Navarro, hijo de Magda Milena, contó que tener apartada a su mamá de su casa por espacio de seis meses fue difícil, sin embargo, el sacrificio valió la pena porque “ella pudo hacer realidad lo que tanto quiso: graduarse de un arte”.
Ella –dijo- es una referencia para cualquier persona, sin importar su edad, que cuando se actúa con perseverancia y constancia, todo se hace realidad por imposible que parezca. “Ahora mi mamá está pensando en buscar una tecnología y, por qué no, ser profesional en ingeniería eléctrica”.
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Estefanía Gómez, de 22 años, deportista, es otra de las aprendices SENA que logró conquistar el técnico en electricidad industrial. Ella adelantó su práctica en el área de subestaciones y transformadores de Centrales Eléctricas de Norte de Santander.
Hacer un oficio que antes era de la autonomía de los hombres llama mucho la atención y dice del cambio que se está gestando en las grandes empresas de Norte de Santander en el tema de equidad de género. Hasta hace 70 años las mujeres no votábamos, pero ahora no solo lo hacemos sino que estamos ocupando cuadros de mando, porque nos estamos preparando al más alto nivel, cuenta Estefanía.
Ella dice que “aquí no estamos pensando en pasar por encima de los hombres, pero sí de igualarnos a ellos”.