Son las 7:40 de la noche. En uno de los tres apartamentos del piso 13 del edificio Sierra Alta de Bellavista (Cúcuta) están listas la consola, dos amplificadores, un micrófono, las canciones para los 25 minutos de presentación y la garganta del animador.
A las 7:58 de la noche se escuchan las notas del Himno Nacional de Colombia. Mientras tanto, las luces de los edificios y casas aledañas se encienden y apagan como muestra de que sus habitantes están presentes. Unos lo hacen con luz led, otros con linternas o con el teléfono celular.
— Qué viva Colombia—gritó el animador con ímpetu apenas terminó el Himno.
— ¡Qué viva! — respondieron los vecinos.
— Qué vivan los médicos y el personal de la salud— gritó después el animador. Esperó la respuesta y pidió un aplauso para todos los héroes de Colombia.
— Qué se muera el coronavirus—alzó de nuevo su voz.
— ¡Quse muera!—respondieron todos con potencia.
Acto seguido, el animador soltó la canción “Volveremos a brindar” de la cantante española Lucía Gil, una balada que se ha vuelto el himno en España, el segundo país europeo con más cifras de muertos por la pandemia del coronavirus, seguido de Italia.
“Me pone los pelos de punta oír esa canción. Eso da en el alma”, dice Yesenia Moreno, una vecina.
Las arengas se repiten entre una y otra canción exaltando la labor de médicos, enfermeros, policías, soldados, domiciliarios y todos aquellos que no han parado de trabajar en Cúcuta en desarrollo del aislamiento obligatorio nacional.
Desde los balcones, la gente baila, grita, pone velas y hace oración.
“Yo siempre estoy cumplido en el balcón. Luego de eso saco al perro a pasear”, confiesa un vecino del mismo edificio.
Las notas de “Colombia tierra querida”, de Lucho Bermúdez; “La invitación” de Jorge Celedón y “La pollera colorada”, también retumban desde el balcón del piso 13 y las oyen en Bellavista, Pinar del Río, Santa Lucía, La Floresta y hasta San Rafael.
“En San Rafael nos hemos unido cada noche en punto de las 8:00 para hacernos sentir. Es algo muy emocionante, a pesar de las dificultades que vivimos este tiempo es un rato que levanta el ánimo”, dijo Clara Inés Villamizar, presidenta de la junta de acción (JAC) de ese barrio.
Clara Inés confiesa que su piel se grifa en esos 25 minutos, cambia la rutina y se olvida del aislamiento.
“No sabemos quién es el señor que nos anima y grita los saludos del otro lado. Por eso le llamamos: el animador anónimo. Pero estamos muy agradecidos, ha hecho de cada noche algo conmovedor”, añadió la presidenta de la JAC.
El animador
A Álvaro Torrado, los elogios le tienen sin cuidado. Esa es la razón por la que ha pasado desapercibido. Él es quien sale cada noche a su balcón acompañado de su esposa y su hija de 8 años, que es la encargada de motivar a los niños.
Torrado salió una noche a aplaudir a los médicos y policías pero su espíritu lo empujó a animar ese gesto de honor.
“Yo dije, esto está muy apagado. Así no debe ser. En seguida saqué un bafle pequeño y puse “Colombia tierra querida”, al otro día ya no fue una sola canción, sino más. Luego tocó cambiar el tamaño del sonido y buscar la consola y un micrófono. En realidad no pensé que esto ahora se convirtiera en algo tan indispensable”, cuenta Torrado, el vecino animador.
Ahora, los niños de varios barrios le solicitan las canciones que quieren escuchar, los vecinos le piden no parar y envían saludos unos a otros.
“El Jueves y Viernes Santo no salimos por respeto y para el Sábado Santo tampoco íbamos a salir, mi esposa me había dicho que era el día del silencio y por eso no salimos. Pero a las 8:00 en punto nos empezaron a gritar desde los balcones que si nos habíamos quedado dormidos que saliéramos y tuvimos que salir”, relata Torrado.