Un llamado de auxilio se lanzó desde la escuela Guillermo León Valencia, del sector de Aguas Calientes, al oriente de la ciudad, al conocerse que los amigos de lo ajeno se están llevando diferentes elementos de la sede educativa, sin que las autoridades logren controlar dichos actos delincuenciales.
La denuncia se conoció por medio de Mónica Zulay Ríos, rectora de la Institución Educativa Pablo Correa León, quien coordina la sede que en los últimos años ha sido azotada por los ladrones.
“En una sola semana se metieron cuatro veces los ladrones, bajaron hasta el tanque aéreo de los baños y ya lo tenían listo para robárselo, dañaron las puertas, las cerraduras, es una situación que se nos salió del control”, señala la rectora.
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Los delincuentes han manipulado hasta los barrotes de hierro de varias ventanas y derrumbado parte de las paredes con el fin de ingresar.Ante los hechos, la sede será despojada de sus objetos de valor por lo que resta de fin de año, con el fin de evitar que se apropien de los pocos recursos con los que cuentan y dejen a los niños que reciben clases allí sin sus principales herramientas.
“Cada fin de año nos toca recoger hasta los ventiladores para meterlos en un salón de la sede central, eso implica gastos, es un desgaste al que nos someten”, señaló Ríos.
Un celador
Una de las fallas que tiene esta sede y las otras tres adscritas a la Institución Educativa Pablo Correa León es la falta de personal de seguridad, el cual podría ayudar a disminuir el número de hurtos diarios.
“Nosotros, por ahora, contamos con una alarma que se activa cuando se meten a robar, pero la misma comunidad se ha quejado porque suena cada rato. La Policía, la verdad, nos ha prestado su apoyo, pero no hemos podido evitar que se lleven las cosas”, señaló la rectora.
En comunicación con un miembro de la Junta de Acción Comunal del barrio Aguas Calientes, el líder reconoció los problemas de seguridad que se dan en la zona y la insuficiencia de las autoridades para controlar el fenómeno.
“La verdad acá roban todos los días, ya no es solo en la calle con motos o carros, algunas casas han sido violentadas y la misma escuela ha sido víctima, por lo que pedimos más controles en la zona para intentar dar con los responsables”, dijo el miembro de la junta comunal, que pidió guardar su identidad.
Los robos en esta sede educativa no son una novedad
Hace dos años, después de haber robado en tres oportunidades, los amigos de lo ajeno se hicieron al botín más grande, un televisor de 55 pulgadas, el cual fue extraído de una de las aulas.
En aquella ocasión, el robo fue valuado en más de 3,4 millones de pesos, recursos que se habían logrado por medio de actividades como bazares y rifas adelantadas por medio de los padres de familia.