Las mujeres no tenemos un mes, ni un día, ni un año especial. Las mujeres tenemos una vida diaria en la que sorteamos desafíos en el trabajo, en la crianza, en el cuidado. Pero hay tradiciones que sirven para hacer pausas, reflexionar y subrayar realidades que por cotidianas se vuelven invisibles.
Es el caso de la celebración del Dia de la Madre que convierte el mes de mayo en un pretexto para que las mujeres nos veamos a nosotras mismas, y para que los hombres nos vean con realismo y sin ese maquillaje cultural que nos cubre muchas veces como piezas de un paisaje. La Opinión dedica esta edición especial a las mujeres. Las del mundo, las de Colombia, las de Norte de Santander.
Mujeres madres, mayores y jóvenes, policías, activistas, deportistas, víctimas de la violencia, exprostitutas, sexólogas, abogadas, campesinas, cada una encarna su propia historia de vida, la que ha podido vivir, la que le ha tocado, y la que se han forjado.
Para contar esas historias e informar sobre la pobreza y la violencia contra las mujeres, así como el drama del embarazo adolescente usamos diferentes géneros periodísticos la crónica, la entrevista, la infografía, la conversación. Hacer periodismo es la tarea que tiene esta casa desde hace 60 años.
También sostuvimos una interesante y extensa charla con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López hoy la figura femenina más relevante de la política nacional, en la que habló de la revolución social que trae consigo la aparición de la mujer independiente y en el poder; y también nos abrió un rincón intimo sobre su proceso de toma de decisiones durante los difíciles días que vivimos en el país por la pandemia y por el estallido social. Es un contenido digital que podrán descargar en la versión web de La Opinión.
Para mí como profesional del periodismo, oficio que me honro de ejercer día a día, asistir en esta edición especial del 30 de Mayo como directora invitada ha sido un privilegio. La coyuntura nos exige ser mejores personas y mejores periodistas. Se avecinan tiempos muy difíciles como nación y nos tendremos que apoyar unos en otros para lograr superar, una vez más, el viacrucis de la violencia, la desconfianza y esa tristeza que en ocasiones nos impone nuestra dura historia.