Muchos coinciden en que la inteligencia artificial (IA), hoy por hoy, usada por la comunidad académica y en general por una inmensa mayoría, es una herramienta de alto valor para transformar la educación en América Latina y el Caribe; sin embargo, ¿puede asegurarse que esta tecnología utilizada de forma efectiva y responsable podrá cambiar las condiciones de la educación, al menos en esta región?

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El tema es investigado por el profesor y director de la Maestría en Ciencia de Datos, de la Universidad Simón Bolívar, Antonio José Bravo Valero, quien afirma que la IA por sí sola no aportará todo su potencial si no se complementa con la ciencia de datos. Así lo destacó tras realizar un análisis de su potencial en las innovaciones clave impulsadas por la inteligencia artificial en Latinoamérica y el Caribe.

Vale destacar que la ciencia de datos trata de extraer conocimiento e información útil. Para ello, se combinan diferentes disciplinas como la estadística, la informática, la visualización y el conocimiento del dominio específico al que se aplican.

Según el profesor Bravo, el futuro de la educación en Latinoamérica y el Caribe tiene relación directa con la ciencia de datos si se posiciona como un eje central para enfrentar los desafíos educativos pues a partir de ella, se pueden extraer patrones útiles de datos complejos, integrando habilidades en matemáticas, estadística y computación para desarrollar soluciones prácticas. Además, proporciona herramientas necesarias para transformar conjuntos masivos de datos en insumos críticos para la toma de decisiones estratégicas, apoyando el despliegue eficaz de sistemas de IA en educación.

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Para poner un ejemplo sencillo, imagine que un profesor se encuentra con un aula llena de estudiantes con diferentes ritmos y estilos de aprendizaje. Antes, dependía de exámenes y tareas para evaluar su progreso, pero esto no le proporcionaba una visión completa. Ahora, con la ciencia de datos, puede recopilar información más detallada.

Las plataformas en línea que utilizan registran el tiempo que los estudiantes dedican a cada actividad, las veces que repiten un ejercicio y los errores que cometen. También pueden registrar la participación en clase, incluyendo quién participa, qué tipo de preguntas hacen y si muestran interés o confusión. Además de la nota final de las tareas y exámenes, pueden analizar en cuáles preguntas fallan más y qué tipo de errores cometen.

"La ciencia de datos es una herramienta poderosa que puede transformar la educación en América Latina y el Caribe. Al aprovechar el potencial de los datos, podemos crear experiencias de aprendizaje más personalizadas, mejorar la calidad de la educación y preparar a los estudiantes para los desafíos del futuro", menciona Bravo Valero.

Con la ciencia de datos, el educador puede analizar toda esta información para obtener una visión más completa del aprendizaje de cada estudiante. Puede identificar estudiantes con dificultades, personalizar el aprendizaje, mejorar sus clases y prevenir el abandono escolar.

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Por ejemplo, si un estudiante tarda mucho en completar ciertos ejercicios o comete el mismo error varias veces, la ciencia de datos puede alertar al profesor para que le brinde atención individualizada. Al analizar los datos de toda la clase, puede identificar qué temas generan más dificultades y ajustar sus explicaciones.

Este es sólo un ejemplo de cómo la ciencia de datos puede transformar la educación en todos los niveles, pero su uso puede ser muy variado, en esencia, permitirá obtener una visión más completa del aprendizaje de cada alumno, tomar decisiones informadas para mejorar la enseñanza y crear un ambiente de aprendizaje más personalizado e inclusivo.

Las dificultades en Latinoamérica

Debe tenerse en cuenta que esta región enfrenta las limitaciones o desafíos de la brecha digital, la falta de infraestructura tecnológica en algunas zonas y la necesidad de capacitación docente, entre otros.

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“Desde una perspectiva pedagógica integral, para la formación en ciencia de datos la articulación con otras disciplinas es clave, pues no sólo asegura que las soluciones sean técnicamente eficientes, sino también alineadas con los valores sociales y educativos complementándose con las competencias éticas, analíticas y técnicas. Esto es esencial en la era de la IA, dado que la gestión y análisis desde la ciencia de los datos requieren no sólo del rigor científico sino de una alta responsabilidad en el manejo de normativas y estándares”, expresó el profesor de la Unisimón.

La formación en competencias de IA debe, definitivamente, estar respaldada por la ciencia de datos, que garantice que los profesionales del futuro estén capacitados para enfrentar los retos organizacionales mediante modelos avanzados de análisis y toma de decisiones. “La IA, por sí sola, no podría generar impactos transformadores sin contar con datos y análisis estructurados, capaces de contextualizar los desafíos específicos de cada entorno educativo”, enfatizó Bravo Valero.

Más allá de simplemente promover la IA en la educación, el profesor Bravo recalca que se comprenda que la ciencia de datos es esencial para dar sentido a los datos: se debe recolectar, procesar, analizar e interpretar la gran cantidad de datos que se generan en el ámbito educativo.

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De esta manera, se podrá guiar la toma de decisiones informadas utilizando la información extraída de los datos sobre la implementación de la IA en la educación y asegurar la pertinencia y la efectividad al garantizar que las soluciones de la IA se ajustan a las necesidades y los desafíos específicos de la región, y que realmente contribuyan a mejorar la calidad en la formación de los futuros profesionales.

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