La segunda temporada de lluvias que ha golpeado fuertemente a los 40 municipios de Norte de Santander ha dejado consecuencias alarmantes. 
En un consejo de riesgos, efectuado el pasado lunes, el gobernador Silvano Serrano anunció que se decretaba la máxima alerta por invierno y pidió al Gobierno que se estudiara la posibilidad de decretar la situación de desastre natural. 
En el balance, el gobernador informó que los torrenciales aguaceros han dejado hasta la fecha 24 fallecidos, 2.298 viviendas colapsadas y 440 tramos viales con afectaciones en puntos críticos en Norte de Santander.
No es poca la preocupación que ha surgido entre los ciudadanos que temen las consecuencias que pudiera dejar, en el caso de Cúcuta, la creciente del río Pamplonita.
Los expertos advierten que el afluente que experimenta una dinámica inestable al aumentar su caudal, podría generar daños considerables en la búsqueda de recuperar espacios que le pertenecían en el pasado, cuando su sección era mucho más amplia.
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Carlos Eduardo Triana, ingeniero especialista en Obras Hidráulicas, ha expuesto lo que, a su juicio, es una realidad con respecto al debilitamiento de las bases del puente Elías M. Soto.
Triana explica que, para el último trimestre de 2022, las aguas crecientes del río pasan por debajo del puente Benito Hernández y unos metros aguas abajo impactan contra un enrocado, construido por la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
Según el ingeniero, en el río que no tiene una dirección recta, durante la creciente genera movimientos oscilatorios que hacen que choque con estas protecciones de roca que precisamente fueron colocadas allí para proteger la superficie de ese impacto. 
Al experto le preocupa que uno de estos puntos de contacto sean también las bases del Elías M. Soto con acento en su margen derecha que asegura “se vislumbran amenazadas” por el desgaste que ha generado el río en su subestructura.“El río ya se está metiendo entre el suelo y la base. Originalmente esas bases estaban pegadas al suelo y se ha ido socavando”, indicó.
El ingeniero civil, Henry Pérez, patólogo estructural, comparte la idea de Eduardo Triana porque según explica  cuando hay creciente se arrastra mucho material que pega contra las bases hasta debilitarlas. 
“El río puede generar un resalte hidráulico en las patas del puente y va a socavar y erosionar la estructura que sostiene el puente, al punto que puede hacerlo quedar en el aire”, sostuvo. 
Además, mencionó que si generan grietas fuertes puede presentarse desprendimiento de concreto en las bases la podría debilitar al punto partirlas. “La columna no va a trabajar igual porque va a suponer un esfuerzo mayor”, dijo.