Colombia se caracteriza por ser un país alegre, espontáneo, afectivo y muy cercano. Y así se le reconoce en el exterior. Es tal vez por ello que la Navidad en esta región del continente se convierte en una época muy importante para las personas. Para otras, la fecha resulta particularmente estresante, pero ineludible. 

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En el contexto sociocultural, esta época del año invita a que es tiempo de celebrar. Es como una condición que en general se lleva en toda la comunidad. En lo espiritual, distintas expresiones religiosas celebran el nacimiento de Cristo, bautizos, primeras comuniones y otras ceremonias; en lo comercial, las tiendas se abastecen de promociones y novedades; incluso, para la época, el mismo Estado legisló para que a través del Código Sustantivo del Trabajo se estableciera la obligatoriedad de que las empresas paguen la prima navideña, todo por el servicio prestado por sus trabajadores durante el año.

En diciembre, las familias se invitan a estar unidas, algunas viajan y otras esperan a los ausentes; en las comunidades, sobre todo en las más populares, los vecinos se reúnen y planean cómo van a pintar sus calles y adornar sus casas, todo como preludio a las fiestas de Velitas, de Navidad y Año Nuevo. Es decir, que todo parece apuntar a que debemos creer que se debe celebrar o al menos, contagiarse de alegría para no parecer amargado en las fiestas; algo que genera presiones psicológicas y estrés en quienes no se sienten con ánimos festivos.  

¿Qué padre o madre de familia no se presiona financieramente para cumplir con esa tradición navideña y muchas veces al sentir que no puede? ¿En qué empresa los trabajadores no sienten ansiedad y discuten por las anheladas vacaciones o turnos en las fechas de descanso del 24 y 31 de diciembre? Los compromisos y las presiones sociales parecen ineludibles. No obstante, dice la psicóloga clínica y profesora de la Universidad Simón Bolívar, Andrea Hernández Niño, que cada persona debe aceptar y vivir sin presiones su momento. De hecho, todos también tenemos ese derecho a sentir tristeza, incluso, impotencia en estas fechas. 

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“Somos individuos y cada quien lleva sus propias experiencias, opiniones y está enfrentando sus propios desafíos, retos, dolores o miedos. Y pese a que estamos en periodo de celebración, los demás debemos entender que algunos pueden estar enfrentando situaciones dolorosas como duelos por separación en sus familias, o por el fallecimiento de un ser querido o, en muchos casos, desempleo. Y esos duelos inevitablemente, en esta época, atormentan”, señaló Hernández Niño.

Fechas como el 24 o 31 de diciembre, cuando la familia generalmente trata de unirse, suele ser el momento de más alta tensión para las personas que no están en condición de celebrar ¿Qué hacer? 

Según la profesora de la Unisimón, en el caso de la persona que está pasando por ese mal momento, le recomienda tratar de no estar solo o sola; “que se apoye en las personas alrededor, que están dispuestas a acompañarnos en el proceso que esté atravesando. Entonces, que no se cierre y permita esa cercanía. Obviamente depende de cada proceso el hecho de que se requiera o no un apoyo un poco más profesional, a nivel terapéutico o médico, incluso”, sostuvo. 

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A su vez, Hernández Niño comentó que las personas que están alrededor de quienes no quieran festejar, lo mejor es que estén muy atentas a la necesidad del otro. “Debemos ser muy empáticos al acompañar, a entender la tristeza. Que, aunque yo esté en diciembre y pueda estar muy alegre, puede que alguien muy cercano a mí no sienta esta misma emoción y debo ser empática tratando de apoyarlo en eso”.

De acuerdo con el trainer en programación neurolingüística y coaching José Luis Ramírez, el profesor de la Unisimón, quien en su misión decidió ser cocreador de futuros en la Corporación Futures, la Navidad, representa en los ciclos del universo un periodo de recogimiento. En la naturaleza existe el invierno, la primavera, el verano y el otoño.

Y en este momento se ha cerrado otoño para entrar en invierno, y es cuando los seres vivos, en especial, el ser humano, se recoge para hacer ese alto en el camino, ese análisis e introspección de sus resultados en el año, pero adicionalmente se prepara para la primavera y lo ideal es que se toman el tiempo para respirar, tomar nuevas fuerzas, replantear sus sueños y hacer un plan para cumplir sus deseos. 

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“Más que centrarse en su dolor, creo que las preguntas que deben plantearse todos son ¿cómo quieres decidir que sea este 2024?, ¿cómo quieres trascender en este nuevo año?, ¿qué propósito decides cumplir?, ¿qué pudiste realizar en este 2023?, ¿supiste ocuparte de lo importante o te ocupaste de lo urgente? Sobre estas y otras preguntas sería ideal plantearse una nueva línea de vida, un nuevo propósito.

Lo importante es proyectarse mirando atrás, tal vez sólo para poder perdonar y celebrar. El mirar atrás permite el aprendizaje. El tener metas puntuales, logrables, permitirán estar enfocado. En el trasfondo de tener metas, está implícito que cada uno está trabajando en ser mejor que ayer, en ser una mejor versión, lo cual le llevará a sentir tranquilidad o felicidad.  “Es tranquilidad lo que en el fondo tratamos de buscar, tal vez encontremos más fácil la felicidad y sepamos abrazarla y caminar disfrutando el camino”.

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Para finalizar, no sienta la obligación de participar en los eventos. Si no le apetece salir a reuniones, no ceda a la presión social y corte por lo sano: anule los efectos de esa presión social expresando a los demás, de manera asertiva, por qué no quiere participar en ciertas cosas.

Aquí hay algunas formas de brindar apoyo

Para brindar apoyo a alguien que está pasando por un duelo, es importante ser empático y estar presente para esa persona. 

1. Escucha activa: Permítale a la persona expresar sus sentimientos y emociones sin juzgar. Escuche atentamente y muestre comprensión.

2. Ofrezca su compañía: Estar presente físicamente o a través de llamadas o mensajes puede ser reconfortante para la persona en duelo. Hágale saber a la persona que está ahí para apoyar.

3. Sea comprensivo: Reconozca que cada persona vive el duelo de manera diferente. Respete su proceso y evite comparar su experiencia con la tuya o la de otros.

4. Brinde ayuda práctica: Pregunte si hay algo específico en lo que puede ayudar, como hacer compras, preparar comidas o cuidar de tareas diarias.

5. Evite frases cliché: Evite decir cosas como "todo sucede por una razón" o "sé fuerte". En su lugar, muestre empatía y compasión.

6. Anime a buscar apoyo profesional: Si considera que la persona necesita apoyo adicional, sugiera la posibilidad de buscar ayuda de un terapeuta o consejero especializado en duelo.

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