El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince ha publicado la novela ‘Salvo mi corazón, todo está bien’ (Alfaguara), inspirada en un sacerdote real y que le sirve para reflexionar sobre la familia y la paternidad: “En Colombia es un problema cultural serio la ausencia del padre”.
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En una entrevista de Europa Press, el autor de ‘El olvido que seremos’ ha afirmado que en Colombia “la mitad de la familias son de mujeres solas con hijos en las que el padre desaparece”.
En un libro, dedicado a su madre que quedó huérfana de padre a los 5 años, ficciona la historia de un sacerdote real que, a la espera de recibir un trasplante de corazón, va a vivir a una casa con dos mujeres --a una de ellas le acaba de abandonar el marido-- y tres niños y rellena la ausencia paterna.
Abad Faciolince ha asegurado que conoció al cura como profesor en un curso de neorrealismo italiano, una persona melómana y cinéfila que contagiaba entusiasmo y que “dejó una huella bonita en una sociedad culturalmente degradada y violenta” en unos años especialmente duros en el país.
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Para documentarse, además de la amistad que cultivó con el propio sacerdote, habló con amigos, pero ha dejado claro que “cuando se cierra la puerta de la casa, ya no es él” porque quería hacer una novela y sentirse libre inventando.
“Digno de novela”
Abad Faciolince ha explicado que no tenía previsto escribir una obra sobre este sacerdote, pero que cuando fue a vivir a una casa con dos mujeres y tres niños le pareció “digno de novela. Entrar a ocupar un papel de padre, es el símbolo de algo que no hay”, y que durante el confinamiento la historia fluyó y le hizo aparcar otros proyectos.
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Ha lamentado que los libros que se escriben en la actualidad donde aparecen sacerdotes “todos son perversos”, pero que a él esa perversión no le interesa, y que en homenaje a su madre, que fue criada por dos de sus tíos sacerdotes convirtiéndose en sus figuras paternas, quiso que hubiera un cura padre.
El escritor ha remarcado que tuvo dificultades para elegir la voz que explicaba la historia, y al final optó por un personaje inventado, que hubiera compartido seminario y casa con el protagonista y que fuera homosexual.
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