Una cultura más abierta
Un hombre con un enorme pene erecto sorprende al visitante que ingresa a la exposición, en la "Palestra Grande" de Pompeya. Se trata de la estatua del dios Príapo, que curiosamente no tenía ninguna connotación erótica para los romanos, porque simbolizaba la fertilidad y la prosperidad.
Solía ser colocado en el atrio, es decir a la entrada de las residencias romanas, como señal de buen augurio.
"Da la bienvenida a los visitantes de la exposición y de alguna manera les advierte que no siempre representa al eros, aunque la imaginación moderna le atribuya ese significado", precisa Tiziana Rocco, funcionaria del parque de Pompeya.
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Las reacciones bochornosas y las sonrisas veladas de algunos turistas frente al anómalo falo demuestran que el tema sigue siendo tabú para algunos.
"Creo que la cultura estadounidense es demasiado mojigata y se incomoda con el cuerpo humano", cuenta un turista de Seattle (noroeste de EE. UU.).
"Me encanta saber que la cultura antigua era más abierta y dispuesta a mostrar y glorificar el cuerpo humano", reconoce, mientras recorre en pantalones cortos y con lentes de sol los ambientes de una casa pompeyana. Frente a las pinturas que adornan las paredes de un "cubulum", el equivalente de un dormitorio, destacan las paredes decoradas con un ciclo de imágenes eróticas explícitas, entre ellas la de un hombre y una mujer haciendo el amor.
Es posible que se trate de una referencia a la abundante literatura erótica que floreció en esa época, sostienen los expertos.
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Una serie de lámparas de aceite decoradas revelan a los visitantes adornos traviesos y sirven para explicar a los niños un argumento tan complejo como el de la sensualidad.
"El tema puede parecer difícil, pero está en todas partes en Pompeya, por lo que se debe explicar a los niños de una manera u otra", asegura Gabriel Zuchtriegel, quien creó una guía ilustrada para la ocasión.
Acompañada por bellas ilustraciones, en colores, la guía habla de Narciso (un cazador de gran belleza que se enamoró de su propia imagen), de Dionisio (dios de la vid, el vino y sus excesos), de Hermafrodita (fruto de los amores de los dioses Hermes y Afrodita, con órganos sexuales masculinos y femeninos).
"Una forma divertida de conocer a las diferentes figuras de los mitos griegos presentes en Pompeya", resume.
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