La esencia del periodismo es la investigación a profundidad, la que se hace en terreno, en contacto con la gente, la que observa y contrasta fuentes, aquella donde hay rigor, criterios éticos y la honestidad es una virtud del reportero, un ser humano que siente y en el ejercicio de su profesión se enfrenta a un sinfín de situaciones que lo ponen a prueba y que son superadas cuando se tiene verdadera sangre para la reportería.
Tomar decisiones en medio de la adrenalina periodística, de lo que en el gremio se conoce como información en caliente, es una de las virtudes de Yolanda Ruiz, periodista colombiana que celebra sus 35 años de ejercicio profesional, este mes, siendo la actual directora de noticias de RCN Radio.
Ella es una de las invitadas de lujo de la Fiesta del Libro de Cúcuta y hoy a las 5 de la tarde presentará su libro En el filo de la navaja, un texto cargado de anécdotas y de lecciones periodísticas, de esas que forjan un espíritu aguerrido y que inspiran para no fenecer en el complejo ambiente de una sala de redacción.
¿A qué se arriesgan los periodistas que viven En el filo de la navaja?
El mayor riesgo para un periodista en Colombia, y en general en sitios de conflicto, es perder la vida. Incluso, en medio de la pandemia, los periodistas se arriesgan para informar, pues el nuestro es un servicio público y debemos estar donde surgen las informaciones. Este no es el único, también está el perder la capacidad de hacer un periodismo de calidad que ocurre cuando no se hacen las cosas bien, inclinándose la balanza en un sentido u otro, cuando hay periodismo militante y a esto se unen los contenidos sin confirmar. En el día a día hay riesgos y la labor tampoco puede plegarse a las necesidades del mercado digital que empujan a hacer lo que genera clics y me gustas. Caerse por exceso o por defecto es muy fácil y por ello el libro se llama En el filo de la navaja.
¿Cuál es la tarea ideal del periodismo en 2020?
La pandemia nos ha recordado con contundencia que el periodismo es un servicio público y por eso debemos enfocarnos en la esencia de lo que representamos para la sociedad democrática. También hay que entender que la tecnología da herramientas para trabajar, pero ante todo hay que hacer un periodismo bien hecho.
¿Cómo no perder el norte cuando muchos periodistas son más protagonistas que los hechos noticiosos?
Lo importante es entender que aunque nosotros nos codeamos con el poder, no somos parte del mismo. Por supuesto que el periodismo tiene influencia en la sociedad, pero cuando empezamos a creer que somos parte del poder surgen problemas. Nosotros damos una mirada crítica de la sociedad y cumplimos una función social. Hay que batallar con los egos para entender que somos veedores.
No todas las personas que escriben en redes son periodistas, ¿cómo hacer para que las audiencias lo entiendan?
A las audiencias hay que ofrecerles un buen periodismo e insisto en que no podemos plegarnos a la dictadura del clic. Las plataformas digitales son herramientas para hacer una labor informativa de calidad, en la que se confirma antes de publicar, en la que se contrastan fuentes, se decanta, se da contexto y se entiende antes de informar. La gente tiene que entender que todo el mundo accede a las redes, que los periodistas tenemos que hacer periodismo y este debe ser bien hecho para que las audiencias confíen, manteniéndose la credibilidad.
¿Cómo hacer una buena toma de decisiones en medio de los intereses que rodean a los medios?
En el libro cuento algunas de las anécdotas a propósito de los conflictos de intereses. Los medios, sean grandes o pequeños, los tienen y todo el mundo quiere influir en el contenido y es una decisión del periodista permitirlo o no. Ahora, eso encarna riesgos, a mí me despidieron de mi primer trabajo por ser independiente y con 35 años de ejercicio profesional sé que no es fácil, pero hay que dar la pelea.
¿Por qué no tenerle miedo a la objeción de conciencia?
Los periodistas somos humanos, así se llama el primer capítulo del libro En el filo de la navaja. No nos podemos despojar de lo que somos, de los prejuicios, de las creencias, de los miedos; pero sí tomar distancia y hacer un ejercicio fuerte en términos de independencia para informar. No creo que la objetividad exista, quienes generan la noticia son humanos, pero sí debe darse rigor y equilibrio para saber que si hay más de una versión deben consultarse las fuentes y un periodista puede ser objetor de conciencia, decidir que no hace.
¿Cómo describe sus 35 años de labor periodística?
La vida me ha puesto en lugares donde no pensé estar. Estudié periodismo porque quería ser escritora, pero terminé escribiendo el libro 30 años después. Hice radio y televisión que no era mi intención, pero aquí estoy. La vida me fue llevando por donde tenía que aprender cosas y lo agradezco. Siempre reflexiono sobre el ejercicio que me apasiona y me pregunto por la mejor manera de contar las historias.
¿Su expectativa con Cúcuta, una ciudad con varias facultades de comunicación?
A los futuros colegas les digo que si les apasiona, se mantengan. Algunos hablan de crisis económica, pero crisis hay en todos lados. Que lean, porque aunque tenemos acceso a la información a un clic, solo quienes tienen ese contenido en el disco duro de su cabeza, pueden cruzar datos. Que tengan en cuenta que el periodismo está en riesgo y la sociedad necesita uno bien hecho.