El desarrollo agrícola es fundamental para el crecimiento de la economía nacional. De esto habla el actual Gobierno y también en eso están de acuerdo los candidatos a la Presidencia de la República.
La importancia de la producción de alimentos es tan importante que sus buenos resultados terminan impactando de forma positiva los índices de empleo, exportaciones y pobreza, entre otros.
En el tema de empleo, por ejemplo, el sector aportó 3,6 millones de personas ocupadas entre diciembre de 2017 y febrero de 2018, pasando así de los 3,4 millones de puestos generados en igual periodo del año anterior.
En este resultado, las actividades de ganadería, caza, pesca y silvicultura, generaron 257.000 puestos de trabajo, según el último informe del Dane.
Al respecto, el ministro de Agricultura, Juan Guillermo Zuluaga, indicó que “el sector agropecuario sigue siendo el motor de la economía nacional”.
La tasa de desempleo en el campo para el trimestre móvil diciembre 2017-febrero 2018 fue 5,8%, la más baja desde que hay cifras comparables (2001)”.
Pero los buenos resultados no se quedan solo en empleo. Las exportaciones del país, dominadas durante décadas por el sector petrolero y minero, seguido por manufacturas e industrias, están teniendo ahora una competencia más fuerte desde el campo.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), las ventas al exterior desde el campo colombiano presentaron un incremento de 9% en febrero de 2018, de 17,7% en los primeros dos meses de 2018 y de 9,4% en los últimos 12 meses, posicionándose entre los tres principales actores de la economía del país.
Los indicadores también se evidencian en la reducción del índice de pobreza. Al respecto, vale destacar que entre 2010 y 2017, cerca de 1,6 millones de personas salieron de la pobreza, de acuerdo con los informes oficiales.
Sin embargo, a pesar de las cifras positivas, el campo y los productores colombianos siguen pidiendo más atención del Estado y sus políticas. En este sentido, la posesión de la tierra, el acompañamiento productivo, la implementación tecnológica, los costos de inversión inicial y los precios internacionales, son algunos de los problemas que enfrentan.
Por todo esto, invertir en el campo, aunque es una necesidad nacional, también es una decisión que debe ser evaluada con cautela.
Acceso y uso del suelo
Antes de emprender un proyecto en el sector rural es fundamental garantizar el acceso a la tierra.
Eduard Baquero, presidente de la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), indicó que parte del éxito en materia de rentabilidad está en ser propietario de los suelos donde se adelanta el cultivo, entendiendo que cuando no es así los costos aumentan con el pago del arriendo.
Un ejemplo de esta situación es el del sector arrocero, en donde en la actualidad el 50% de los productores pagan arriendo, entre 500.000 pesos y 2 millones de pesos por hectárea, dependiendo de las condiciones del terreno y de si tiene o no un sistema de riego, entre otros factores.
Rafael Hernández, presidente de la Federación Nacional de Arroceros, (Fedearroz), confirmó que esta es una de las realidades a las que se enfrentan las personas que deciden invertir en el campo colombiano.
La otra sugerencia antes de sembrar es determinar si el terreno es apto o no para el cultivo. Para esto, los directivos recomiendan pedir la asesoría de los profesionales de las federaciones.
El acceso al agua es fundamental para tener éxito en los cultivos.
En el caso del cacao, se debe tener en cuenta que la idea es acompañar la siembra por otras dos, bajo el concepto de cultivo agroforestal.
Andrés Valencia, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi), dijo que es esencial observar que en temas legales el uso de suelo sea agrícola, para así no tener problemas en las inversiones de infraestructura que se requieran, como en son las plantas de engorde y sacrificio de aves.
Inversión y tecnología
La aplicación de tecnología es un requisito. En las siembras de arroz, cuando el proceso se hace de manos de estos instrumentos, se logra ser más rentable y productivo.
Pero el problema en cualquier sector que quiera tecnificar siempre es la inversión. Por eso es importante evaluar bien cada proceso, cuántas tierras se van a sembrar, cuánto se va a producir y a quién se le va a vender. La recomendación es que el comprador esté cerca, aseguró Hernández, recordando que para apoyar a los productores Fedearroz cuenta con el programa Amtec.
Con o sin tecnología, la clave está en el cuidado de cada proceso, desde la siembra hasta la cosecha. Baquero señaló que como es difícil invertir en maquinaria para la transformación del cacao, debido a su alto costos, insisten siempre a los productores en dar mayor valor a la materia prima a través de los procesos de calidad.
En el tema de la producción animal, en este caso carne de pollo y huevo, lo ideal sería montar la planta para el engorde de los animales y la del sacrificio, pero esto no siempre se puede hacer por falta de recursos.
La clave, sea cual sea la decisión, es analizar el mercado, para sí determinar la verdadera posibilidad de un cultivo y el riesgo en la inversión.