Una vez más los trabajadores colombianos sueñan con recuperar parte de los ingresos que perdieron en 2002, cuando en el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez hizo una redistribución de la jornada laboral.
En ese momento, el pago a los trabajadores se hacía teniendo en cuenta un horario diurno que iba de 8 am a 6 pm y una jornada nocturna de 6 pm a 6 am. Sin embargo, esto cambio con la Ley 789 de 2002, que estableció un horario diurno de 8 am a 10 pm y el nocturno de 10 pm a 6 am.
Según esto, el costo de contratación de las empresas bajaría porque no tendrían que pagar el 35% del recargo que supone el horario nocturno después de las 6 de la tarde, sino desde las 10 de la noche. En su momento, la ley fue aprobada bajo el argumento de impulsar la generación de empleo en Colombia, permitiendo la creación de una tercera jornada laboral.
Del otro lado, es decir, el de los trabajadores, se defendió que lejos de lograr dicho resultados, la reglamentación mermaría los ingresos de la clase obrera.
Analizando las cifras, se podría afirmar que las dos partes tenían la razón. Por un lado, de acuerdo con las estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en diciembre de 2002 la tasa de desocupación del país era de 15,8% y en diciembre de 2016 la cifra bajó a 8,9%. La ley además prometía que en cuatro años se iban a crear 640.000 nuevos empleos. En este sentido, la meta apenas se cumplió llegando a 716.000 nuevos empleos en diciembre de 2006.
En relación al bolsillo de los trabajadores, se redujeron los ingresos de las personas que reciben un salario mínimo. En su momento, cuando se aprobó la Ley 789 de 2002, Colombia tenía un poco de 6 millones de personas con un salario mínimo, en la actualidad la cifra promedia en 1,5 millones de asalariados.
Sin embargo, 14 años después de su aprobación, los especialistas no creen que la recuperación del mercado laboral no está influenciado por esta normativa. Es más, la reducción a un solo dígito del desempleo en el país solo se dio hasta 2012.
Para determinar el impacto en los ingresos de la clase obrera, es válido decir, por ejemplo, que un trabajador en jornada nocturna que hoy recibe $31.024 por su día de trabajo y $930.720 al mes, pasaría a devengar $46.536 diarios y $1.396.680 al mes, una diferencia cercana al 50%. Además de esto, debido a los cambios aplicados, los trabajadores hoy reciben el 75% de recargo extra por dominicales y festivos y no el 100% como estaba dispuesto, algo que se pretende retomar.
En materia económica, entendiendo que dicho cambio generaría más ingresos a los trabajadores, Mauricio Reina, economista e investigador de Fedesarrollo, explicó que el encarecimiento de la mano de obra podría generar menos mano de obra contratada, despido de personal y una reducción en la inversión de las compañías.
El especialista dijo además que si se tienen en cuenta los resultados de la Ley 789 de 2002, se comprobó que al bajar los costos laborales no generan mayor empleo, pero esta percepción cambió en 2012 cuando se volvieron a tomar medidas para reducir la carga de costos laborales, esta vez con resultados positivos.
Así mismo, Mauricio Escobar, economista y docente de la Universidad del Rosario, indicó que el reajuste no generaría un cambio ni positivo ni negativo en la generación de empleo, pero si reduciría las utilidades de las empresas porque aumentaría los costos de contratación.
“El que se vuelva a las horas extras podría estimular a las empresas para ser mas productivas en jornadas más cortas que sean acordes con mejores condiciones laborales para los empleados”, aseguró Escobar.
Este cambio en la jornada laboral solo se dará si el congreso aprueba el proyecto de Ley 172 de 2015, el cual busca echar para atrás los cambios implementados en 2002. Entre algunos puntos incluídos en la propuesta esta volver a implementar un recargo del 100% para los domingos y festivos, que hoy es del 75%.
Vuelve y juega
Esta es la cuarta vez en los últimos años que un proyecto ley busca echar para atrás los cambios que se introdujeron a la jornada laboral en 2002. La última vez que esto sucedió fue en 2014, durante la campaña de reelección del presidente Juan Manuel Santos Calderón.
En ese momento, la reivindicación de los derechos de los trabajadores fue una bandera del hoy mandatario para ganar de nuevo la confianza de los colombianos. Ese mismo año, el proyecto vio la luz, pero de igual manera se apagó.
Ahora, en este nuevo periodo legislativo, la iniciativa ya pasó uno de los cuatro debates que requiere en la Cámara de Representantes y el Senado para ser aprobado. Además, si no quiere ser hundido nuevamente, el proyecto debería pasar todos los debates antes de diciembre de este año.
Aunque cuenta con el apoyo del Ministerio de Trabajo, aún es incierto el futuro del proyecto, puesto que en 2014 también contaba con la aprobación de la Casa de Nariño.