Sombras nada más, como aquella icónica canción compuesta por el argentino José María Cortusí, es lo único que hay sobre la nueva iniciativa del Gobierno venezolano, ahora dedicado a la venta de bolívares y pesos en la frontera con Colombia.
Ayer, los venezolanos que se acercaron, cita previa, a los tres puntos de venta de Italcambio autorizados en el Táchira para hacer la transacción de bolívares por pesos, se encontraron con que tras efectuar el depósito en bolívares, la moneda colombiana les sería entregada en un punto de venta de Titan, una agencia de cambio ubicada en Cúcuta.
La única empresa relacionada al negocio de cambio que funciona bajo este nombre en Cúcuta es Titan Intercontinental, una Sociedad de Intermediación Cambiaria y Servicios Financieros Especiales que existe en Colombia desde 1935. Hasta ahí, al parecer todo estaba bien. Sin embargo, al visitar el punto de venta de esta entidad y consultar sobre los giros venezolanos, un funcionario dijo que desde hace mucho no reciben giros desde Venezuela y que no sabía nada del nuevo sistema.
La Opinión se comunicó con la oficina central de la empresa colombiana, pero no fue posible confirmar por un vocero si efectivamente existe un vínculo contractual con Venezuela.
A pesar de toda esta situación y de que no hay claridad sobre cómo, dónde ni cuándo los venezolanos podrán hacer efectivo el retiro de sus pesos, el gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora, confirmó el registro de “238 operaciones por 209 millones 916 mil pesos colombianos durante el primer día de activación de las casas de cambio”.
En esta parte de la historia se debe recordar que el presidente Maduro autorizó desde el lunes de esta semana, que algunos puntos de venta de Italcambio de su país podrían negociar la divisa a una cotización de 4 pesos por bolívar, mientras que del lado colombiano se paga un peso por bolívar, aproximadamente. Esto como parte de la estrategia utilizada por el Gobierno del país vecino para combatir el supuesto ataque económico que se hace desde Cúcuta, devaluando su moneda.
Juan Fernando González, presidente ejecutivo de la Asociación de Profesionales del Cambio de Norte de Santander (Asocambios), indicó que esta iniciativa no tendría ningún efecto en el mercado local, inicialmente porque el de allá (Venezuela), sigue siendo un mercado controlado y en segundo lugar porque para cambiar la cotización se necesitarían grandes movimientos del mercado, entendiendo que en del lado colombiano la divisa se valoriza o deprecia de acuerdo al comportamiento libre de oferta y demanda.
La gran incógnita ahora, explicaron algunos empresarios de este sector, es saber cuántos pesos tiene Venezuela y hasta dónde podrá soportar esta carga presupuestal. La duda de otra parte de la población es cómo se va a controlar el mercado negro que esta nueva iniciativa pueda generar y que ya fue identificada por los ciudadanos del común.
Gabriel Jaimes Cañas, un habitante del Táchira, dijo “esto se trata de una segunda edición de las desaparecidas remesas y todo el procedimiento se presta para más corrupción por la falta de transparencia”
La fórmula para hacer de esto un negocio sería la siguiente, según explicaron algunos. Un venezolano que vaya a Italcambio con 100.000 bolívares podrá comprar 400.000 pesos (teniendo en cuenta la tasa de cambio de 4 pesos por un bolívar) que le serán entregados en Cúcuta. Ya en el mercado colombiano, esos 400.000 pesos llevados a una casa de cambio para ser vendidos, se convierten en 400.000 bolívares, entendiendo que en los negocios de Cúcuta un bolívar es equivalente a un peso aproximadamente. Es decir, que con la transacción, los 100.000 bolívares se convirtien en 400.000 bolívares, multiplicando el dinero y las mafias, como en las remesas.