Medir los alcances de la crisis petrolera en Colombia no es cuestión de llamar economistas, consultar cifras o estudios especializados. Solo basta con tomar un bus hacia Tibú –un municipio ubicado a 116 kilómetros de Cúcuta y epicentro de la explotación de hidrocarburos (gas y crudo) en la región– para sentir la debacle del oro negro.
La economía urbana que antes subsistía de los ingresos generados por los empleados de las empresas contratistas de Ecopetrol, hoy depende en su mayoría de la actividad palmera, que se vio fuertemente azotada por la sequía ocasionada por El Niño.
A la reducción de hasta el 70% de las ventas en algunos sectores de la economía, lo más preocupante es que las empresas contratistas ya no están y se fueron sin pagar. En total, son más de 15 empresarios del municipio los que se quedaron esperando $3.170 millones en contraprestación a los servicios que ofrecieron en transporte, mantenimiento y otros rubros.
Ciro Estupiñan Pinto, quien tiene cuentas por cobrar cercanas a las $2.140 millones, explicó que ya hablaron con Ecopetrol, pero ahí les respondieron que la responsabilidad era de los contratistas y no de ellos. “El problema es que esto es un asunto repetitivo, ya antes nos había pasado y Ecopetrol no hizo los mejores filtros para contratar a las empresas”, agregó.
Por su parte, el alcalde de Tibú, Jesús Alberto Escalante, dijo que tras la reunión, la semana pasada con los representantes de Ecopetrol, se está tratando de conseguir que los dineros aún no cobrados por las contratistas sean consignados directamente a las empresas tibuyanas.
En este panorama, la Cámara de Comercio de Cúcuta busca transformarse en la entidad líder para el desarrollo del municipio. Ayer, durante una jornada especial, el presidente ejecutivo Carlos Luna Romero, acompañado de su equipo de trabajo, viajó a Tibú para hablar con empresarios y líderes sociales.
“La Cámara es regional y en el Catatumbo hay muchos problemas y tenemos que vincularnos. Creo firmemente que en el sector rural, en los proyectos agroindustriales, y en la asociatividad, hay muchas posibilidades de solucionar los problemas de la región”, agregó el dirigente.
John Jairo Correa, vocero del sector comercial, resaltó la importancia de este nuevo rol que quiere tener la Cámara. “Nosotros queremos asociarnos, aprovechar todo el apoyo que nos está brindando la entidad para conseguir recursos y generar proyectos (...) Ser legal si es rentable en Tibú, pero necesitamos más apoyo”, dijo.
Como parte del compromiso por esta zona del departamento, la Cámara firmó un acuerdo de voluntades con la alcaldía de Tibú para impulsar su desarrollo y otro de cooperación con la Diócesis del mismo municipio.