El año pasado, la pobreza monetaria a nivel nacional pasó de 36,6% a 33,0%, es decir, una reducción de 3,6 punto porcentuales (p.p.), pero, en Cúcuta y el área metropolitana, ese indicador bajó 6,9 (p.p.).
De acuerdo con los resultados entregados por la directora del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Piedad Urdinola, esta zona del país fue la que más caída tuvo, al pasar de 42,8% a 35,9%, lo cual significa que, de cada 100 habitantes, 36 están bajo esa condición.
La capital de Norte de Santander se alejó un puesto de Quibdó, que es la urbe con más pobreza monetaria (60,1%), y se ubicó en la casilla 11.
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Urdinola indicó que, para la ciudad fronteriza, la línea de pobreza monetaria tuvo una variación de 10,43%, pues, el índice subió de $409.770 (2022) a $452.516 (2023). Bajo ese escenario, un hogar cucuteño de cuatro miembros que perciba $1.810.064 cada mes está en esa condición.
Así, el estudio reveló que 360.000 personas subsisten con $452.516 o menos para alimentación, vivienda y otros artículos de la primera necesidad, ni siquiera medio salario mínimo ($650.000). La buena noticia es que 67.000 habitantes salieron de esa pobreza.
Monetaria extrema
A nivel de Colombia, la pobreza monetaria extrema descendió de 13,8% a 11,4%, o sea, una reducción de 2,4 p.p. Mientras que Cúcuta registró 7,7% el año pasado, una disminución de 4,3 p.p. respecto a 2022 (12,0%).
En este indicador, el área metropolitana volvió a ser ejemplo, porque tuvo el mayor decrecimiento, pues, se posicionó como la número 13, tres casillas menos que en el año anterior. Quibdó lidera con 28,0%.
De acuerdo con la directora del DANE, en la Perla del Norte, la línea que identifica a una persona en esta condición creció 7,61%, al pasar de $202.053 a $217.426.
La funcionaria explicó que Cúcuta pasó de tener 120.000 habitantes en pobreza monetaria extrema a 78.000 (42.000 menos que en 2022), quienes sobreviven cada mes con $217.426, para un familia de cuatro integrantes esto equivale a un ingreso mensual de $869.704.
Piedad Urdinola destacó que la incidencia de las subsidios del Gobierno Nacional y de aquellas regiones en donde alcaldes o gobernadores, que terminaron su período en diciembre del año pasado, tenían este tipo de programas sociales.
“Incluir las ayudas institucionales nos da una noción de las bondades de tener esta información en los cálculos. Si contáramos esas ayudas (auxilios monetarios) en cero, en el total nacional, en vez de reportar 33,0% de pobreza monetaria, sería 37,4%. Igualmente, en pobreza monetaria extrema, en lugar de 11,4%, estaríamos diciendo 16,1%”.
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Para Cúcuta, los indicadores sin considerar la incidencia de los subsidios, los indicadores se hubieran ubicado en 39,9% y 10,4%, respectivamente. Fue la cuarta ciudad en la que los aportes gubernamentales tuvieron mayor peso en la reducción de la pobreza monetaria (4,0 p.p.) y pobreza monetaria extrema (2,7 p.p.).
¿Qué pasó en Cúcuta?
La directora del DANE dijo a La Opinión que la reducción de los cifras, en Cúcuta, es por causa del aumento en los ingresos. “Particularmente, se debió al aumento de las ayudas de los hogares y por incrementos en los ingresos laborales”, resaltó Urdinola.
Para el economista e investigador Sadan de la Cruz Almanza, la disminución resulta significativa en términos de puntos porcentuales, principalmente al compararse con otras ciudades del país. Incluso, Cúcuta viene regresando a cifras históricas de 2012 y 2013, donde la pobreza monetaria se ubicaba en 35,5% y 34,5%, respectivamente.
Afirmó que este tipo de pobreza tiene diferentes matices y es un tema complejo para cualquier autoridad local. Sin embargo, aseguró que el cálculo se relaciona directamente con lo pecuniario, por lo tanto las apuestas relacionadas con mejorar los ingresos de los miembros del hogar, principalmente aquellos de la población económicamente activa, son importantes para tal finalidad.
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Expresó que, por ejemplo, estimular a nivel local el sector productivo es fundamental para generar nuevos puestos de trabajo, ojalá enfocados en la formalidad, con el fin de continuar mejorando las condiciones de vida de los habitantes.
El experto precisó que el alza o la baja de la pobreza es difícil relacionarla a la gestión de un alcalde o gobernador, porque, al ser un indicador vinculado al aumento de los ingresos en el hogar, muchos factores pudieron jugar en la mejora, por ejemplo, las transferencias monetarias del nivel nacional y el incremento del número de miembros del hogar que consiguen empleo.
Para el economista la nueva administración, la del alcalde Jorge Acevedo, debe trabajar en las condiciones del mercado laboral, relevante para sostener este tipo de indicadores.
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