Convertir un deporte popular en una actividad recreativa para nacionales y extranjeros fue la idea de un grupo de jóvenes, la cual nació un poco antes de que llegara la pandemia de COVID-19 a Colombia. Ellos hicieron todo lo posible para que su emprendimiento resistiera a la emergencia sanitaria.
El ingeniero industrial y contador Juan Sebastián Otero es uno de los cinco creadores de Tejo La Embajada, quien explicó que el negocio surgió en una reunión para otro tipo proyecto con quien ahora es su socio Daniel Lozano. El 13 de diciembre de 2019 abrieron sus puertas, pero el 15 marzo de 2020 se vieron obligados a cerrar por las restricciones del coronavirus.
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“En uno de esos encuentros me dijo: ¡oiga! Vamos a jugar tejo. Entonces, ambos hablamos del deseo personal de tener un tejo en casa. Él me dijo que tenía una cervecería artesanal y de ahí empezó esto a rodar. Desde un principio quisimos darle la vuelta, para que no solo sea el típico lugar de tejo”, explicó Otero.
Los empresarios se sienten orgullosos, porque dicen ser “embajadores de la cultura colombiana” y celebran las tradiciones de una manera única. “El tejo es una actividad ancestral que practicaban los indígenas Muiscas hace más de 500 años, es la esencia de nuestro lugar”, recalcó.
Juan Sebastián Otero precisó que el valor agregado no solo es la cerveza artesanal, sino que ofrecen picadas con “productos muy colombianos”, como la croqueta de morcilla, chorizo en salsa de guayaba y la mazorca aderezado con queso Paipa. También venden una sabrosa lechona.
Debido a esta experiencia gastronómica y de cultura la Alcaldía de Bogotá, a través del Instituto Distrital de Turismo (IDT) y el Fondo de Turismo (Fontur) impulsan esa idea como atractivo turístico, al punto de que cada vez son más los extranjeros que pasan tardes y noches divertidas en Tejo La Embajada, en donde se ofrecen planes turísticos y reciben grupos vacacionales, corporativos y treks universitarios.
Otero manifestó que están en proceso de expansión, por eso tienen planificado abrir otra sede en Bogotá, Medellín y en otra ciudad de Colombia.
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Monserrate, comida y cultura
El IDT y Fontur exaltan los encantos de Bogotá, para hacerla uno los destinos preferidos. Por eso, durante el Congreso de la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), llevaron a varios periodistas y prestadores de servicios turísticos a distintos lugares.
Quien esté en la capital o vaya de visita no puede dejar de ir Museo Antropológico (MUSA), en donde se encuentra la colección más grande y diversa de piezas cerámicas precolombinas, del país.
Las autoridades también están haciendo de Bogotá la capital de bicicleta, por eso promueve paseos en este vehículo en Teusaquillo, con guías turísticos. La iniciativa es de las empresas Colombia Bike Touring y Mil Estaciones.
Otos sitos visitados fueron los restaurantes Cumbia House, con un espectacular show musical; y Aquelarre, con estilos de la cultura colombiana y leyendas de las brujas, en donde se puede disfrutar de excelente gastronomía. También, caminar por La Candelaria debe ser obligatorio.
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Además, en el Museo del Oro se puede ser partícipe de un largo recorrido por la historia del país en cuanto al oro; y en Café San Alberto se vive una experiencia de catación de uno de los principales productos que representa a Colombia en el mundo.
Avistamiento de aves
El Cerro Monserrate no solo se ha convertido en un lugar para la cultura religiosa o para pagar promesas al Señor Caído. Las autoridades le dieron vida al sendero ecológico El Paramuno; en este bosque alto andino se promueve el avistamiento de aves, principalmente de diez especies de colibríes.
(Museo del Oro.)
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