Grande, soberbio e imponente, el toro es un animal que es temido y alabado por sus cachos, pero también por su pene, que mide cerca de 1,30 metros y sirve como materia prima para preparaciones afrodisíacas, pero al que también se le dan otros usos comerciales
Uno de ellos es el que aprovecha Carlos Arturo Castro, quien encontró en el miembro de los bovinos, la materia prima indicada para desarrollar un negocio tipo exportación.
Si bien la idea de elaborar juguetes comestibles para perros a base de esta carne no es propia, así como tampoco la tecnología que se usa para este proceso, la cualidad de Castro estuvo en creer en algo diferente y volverse un experto en ello.
Todo empezó hace más de 10 años en Bogotá en donde se desempeñaba como empresario del sector cárnico, allí conoció a alguien que le habló sobre las posibilidades que tenía este negocio.
Hoy, después de haberse capacitado en Brasil y de aprender todo lo que necesitaba para volverse empresario del sector de alimentos para mascotas, Castro tiene una pequeña fábrica en Cúcuta, desde donde envía su producto de pene deshidratado de toro a los Estados Unidos.
“A los perros les gusta y es buena para su dentadura”, dice, mientras suelta una risa, que evidencia algo de pena para referirse al pene del toro. “Es que a la gente le parece extraño”, replica, mientras reconoce que la idea que se transformó realidad hace seis años ha tenido más impacto del que se imaginaba.
Los planes de Castro, con su marca Subprolandia, son los de seguir expandiéndose, en tamaño y en mercados. Para el tema de mercados, está trabajando con ProColombia buscando llegar a mercados asiáticos, especialmente a China, en donde su producto puede tener una gran demanda.
Pero en el tema de ampliación requiere recursos que le permitan comprar más maquinaria. “Tenemos clientes que nos están pidiendo, pero tenemos la capacidad de producción completa”, asegura.
La importancia de conseguir más clientes también está en que las empresas dedicadas a desarrollar este producto en el país van en aumento, por lo que conseguir la materia prima, el pene del toro, es más difícil y costoso. “Cuando empecé un kilo costaba $1.200 y hoy vale $25.000”, dijo.