Las facturas electrónicas, de a poco, se preparan para ser un jugador fijo en la industria nacional. Mientras la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) termina de afinar los detalles del proceso cuya obligatoriedad llegará para todos en enero de 2019, las empresas empiezan a mirar de reojo a su nuevo acompañante.
El nuevo método para presentar las cuentas no es algo que se deba mirar a la ligera y que, de hacerse pensando en aprovechar sus bondades, puede generar grandes beneficios a las unidades productivas, explicó Alberto Redondo, director de Marketing de Seres, empresa internacional especialista en la implementación de estos procesos.
Aunque el proceso de adaptación es de forma escalonada y la Dian aún no selecciona qué tipo de empresas serán las primeras en implementarlo, Redondo considera que los empresarios tienen dos opciones. La primera, esperar que la Dian los obligue y trabajar sobre el tiempo en la adaptación o, por el contrario, ver la adaptación de la facturación electrónica para evolucionar sus procesos y ser más eficientes.
Una vez designadas, las empresas seleccionadas contarán con tres meses para empezar a aplicar el modelo establecido por el Decreto 2242 de 2015 y la Resolución 19 del 24 de febrero de 2016.
De acuerdo con el español, “las empresas colombianas tienen que ser capaces de anticiparse a este cambio inminente si no quieren que su actividad de negocio se vea alterada. La factura electrónica asiste a una transformación continua, derivada de dos grandes vectores: el primero está protagonizado por los avances técnicos y el segundo por los cambios normativos, y apostar por una solución que sólo cubra con la parte tecnológica del cambio no es la mejor opción”.
Según Redondo, una unidad productiva que elija un cambio completo y quiera empatar su funcionamiento con el modelo de facturación, necesita un poco más de dos meses. Pero, en el caso de que se haga solo para cumplir la norma y se limite la emisión de unas facturas, se tarda solo un par de semanas.
En cualquiera de los dos casos lo recomendable es contratar un servidor especializado y no aventurarse a generar este proceso con conocimientos propios, por lo menos no en un principio.
En países como México, afirma Redondo, en donde este modelo de facturación se implementa desde hace varios años, aún se están haciendo ajustes y para una empresa que asuma el reto sin un aliado resulta más costoso y demorado.