El pasado 26 de octubre, en presencia del presidente Gustavo Petro, altos funcionario del Gobierno Nacional y de la delegación venezolana en cabezada por el ministro de Transporte, Ramón Celestino Velásquez Araguayán, a las 11:35 a.m. cruzó el primer camión por el puente internacional Simón Bolívar, que comunica a San Antonio con Villa del Rosario.

Así se dio inicio a la reapertura comercial de la frontera entre Táchira y Norte de Santander, luego de 3 años y 8 meses del cierre total de los puentes que unen  a Colombia y Venezuela. 

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Desde ese día y hasta el pasado miércoles 5 de octubre, por esta estructura y por el puente internacional Francisco de Paula Santander, que conecta a Ureña y Cúcuta, han transitado 21 camiones.

Aunque es poco, en comparación con la dinámica de antes de 2015 y a la de Paraguachón (La Guajira), por donde transitan unas 100 tractomulas diariamente, los gremios de ambos países están contentos por lo que han venido logrando.

Para Víctor Méndez, director ejecutivo de la Regional Oriente de la Cámara Colombo-Venezolana, lo importante es que el comercio está fluyendo y que las agencias de aduana, las empresas transportadoras, los comerciantes, almacenadoras y la cadena de logística se están preparando para cuando se normalice todo.

“Los gremios están preparados y por eso invitamos a los exportadores para que vengan a hacer sus operaciones a esta región; es una aduana segura. La empresas regionales de arcilla, de transformación de plástico y de insumos agrícolas están en alistamiento, mirando sus facturas proformas y permisos requeridos”, añadió Méndez.

El líder gremial recordó que en el departamento hay empresas de más de 40 años experiencia en comercio exterior, las cuales están asesorando a los exportadores.

Reapertura ‘lenta’

Nelson Ureña, director de la Asociación de Auxiliares Aduaneros del Táchira (Asoata), señaló que la reapertura “ha ido de manera lenta y con algunos inconvenientes”, debido a las consecuencias del cierre. 

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Resaltó que se presentaron problemas durante cuatro días en el Sistema Aduanero Automatizado (Sidunea) World del Seniat, porque antes trabajaban con otra versión de esta plataforma, lo que hizo que las mercancías importadas desde Colombia se quedarán ‘varadas’ en los almacenes. 

“En esta zona de frontera se había creado el hábito de dar la vuelta por Paraguachón y de pasar las mercancías por las trochas, sin cumplir una serie de requisitos que establece la ley, como los registros sanitarios. Entonces, estamos tratando reconquistar toda esta cartera de clientes”, manifestó.

Ureña espera que el paso de los camiones siga creciendo, para que en enero ya haya un buen movimiento de intercambio comercial. Precisó que están ingresando trabajadores a las agencias de aduanas, almacenadoras y trasporte. “Fue un golpe duro, pero nos vamos a recuperar, Dios mediante”.

Recuperación no será de ‘un día para otro’

William Gómez, experto en aduanas, comercio exterior y temas de frontera, dijo que retomar la dinámica comercial entre Norte de Santander y Táchira, la cual Caracas y Bogotá cerraron de un “plumazo”, no se puede lograr de “un día para otro”.

“Después de Estados Unidos, el segundo socio de Venezuela era Colombia, país con el cual, en el 2008, había un intercambio comercial de más de 7.000 millones de dólares. La situación llevó a que esa cifra bajara alrededor de 1.500 millones de dólares, en 2015, que fue cuando se dio ese cierre drástico”.

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Gómez enfatizó que la reapertura comercial será progresiva, para llegar a la realidad de 2015, cuando cruzaban por esta frontera, en promedio diario, de 200 a 250 gandolas; recordando que, para 2019, cuando aún había comercio entre ambos países, esa cifra era de 10 a 12 camiones diario.

Consideró que pasarán muchos meses, y hasta años, para tener ese volumen de intercambio comercial y aduanero, lo cual dependerá de las economías de cada país, que para Venezuela, representa exportaciones de algunas materias primas, que es lo único que se está “medio produciendo” y son muy importantes para la industria manufacturera de Colombia, y para el mercado vecino es relevante el producto terminado colombiano.

El experto consideró que los parlamentos de los dos países deben impulsar una ley de fronteras, para blindar a esta zona de las decisiones y diferencias políticas de Bogotá y Caracas, por los gobiernos de turno, para que no ocurra un nuevo cierre que genera una crisis social y no interrumpa el desarrollo normal de la frontera.

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