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Economía
¿Es profesional y siente que su salario es similar al de quien no estudió? Esto es lo que ha pasado en Cúcuta y Colombia
Hace 10 años, los trabajadores que ganaban entre uno y dos salarios mínimos eran 41 de cada 100. Ahora son 34.
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Leonardo Oliveros
Leonardo Favio Oliveros
Miércoles, 22 de Mayo de 2024

Tal vez usted ha pensado que, habiendo estudiado una carrera universitaria, gana prácticamente igual que alguien que no lo hizo. 

Esa percepción en Cúcuta y en otras ciudades de Colombia no es lejana a la realidad, porque la diferencia entre el salario mínimo mensual y el sueldo promedio alto se redujo significativamente de 3,17 a 2,87 veces, en los últimos 10 años, según un informe de los Observatorios Fiscal y Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana, en el que estudiaron el mercado del trabajo entre 2013 y 2023.


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Hace una década, el salario mínimo era de $589.500, mientras que un profesional, con una remuneración más o menos alta, se ganaba alrededor de $1.800.000. En 2023, el mínimo fue de $1.160.000 y el sueldo promedio alto rondaba los $3 millones.

La codirectora del Observatorio Laboral, Juliana Morad Acero, señaló que los salarios en la formalidad e informalidad han caído en términos relativos al mínimo. Precisó a La Opinión que, en 2013, el sueldo promedio en la formalidad era de 0.93, o sea, menos de un mínimo, y en la formalidad era de 2.32 veces ese mínimo. 

Tras una década, el panorama en la informalidad empeoró, pues, el sueldo promedio recibido se ubica en 0.78 y en el empleo formal la remuneración cayó a 2.18. 

Morad manifestó que creen que las dos últimas alzas del salario mínimo pudieron estar muy por encima de los salarios reales que el mercado laboral podía pagar o tal vez hay problemas relacionados con la capacidad que tienen las empresas para reconocer las sueldos, teniendo en cuenta que el país es preponderantemente de empresas medianas y pequeñas.


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“Si bien hemos ganado en formalidad (la tasa pasó de 33% a más de 41% en 10 años), en estabilidad laboral  y en niveles educativos, no se traduce esto en retornos salariales”, recalcó la experta. 

El director de Empleo del Observatorio Fiscal, José Mauricio Salazar Sáenz, enfatizó que “hoy somos más educados, pero no nos pagan más”. Además, parece que la única política laboral ha sido aumentar el salario mínimo y, por esto, la proporción de quienes devengan el mínimo pasó de 5% a 11% en los últimos 10 años.

Por otro lado, los trabajadores que ganan entre uno y dos mínimos bajaron de 41% a 34%. Y llama la atención que no hubo mejoría en la población laboral que obtiene por su trabajo menos de un mínimo, porque el indicador siguió en 46%.

“Llamamos la atención es que esa relación del salario promedio sobre el mínimo hoy en día es menor. Entonces, hay que entender más cómo se dan los retornos educativos, porque por un lado se gana más en educación, pero se gana menos en relación el salario mínimo. Mientras que en términos de seguridad social, entre los empleados formales, el 58% tiene educación superior. Hay que abrir la discusión de por qué las personas se educan: ¿es por seguridad social o salario? ¿o es la combinación de los dos?”.

Salazar destacó que, por regiones, Bogotá mantiene la mejor relación entre formalidad e ingreso, Cundinamarca ha superado a Antioquia, tras una década, y Nariño, Sucre y La Guajira presentan los peores índices.

Norte de Santander no tuvo ningún cambio, pues, respecto a 2013, en 2023 continuó con ingreso laboral promedio cerca de un salario mínimo.


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Salarios por zonas, una solución

Ante la interrogante de si una solución para este panorama sería implementar el salario por regiones, la codirectora del Observatorio Laboral informó que dicha propuesta la hicieron el año pasado, a propósito de las discusiones de la reforma laboral en el Congreso. Sin embargo, ni el Gobierno ni los legisladores la han considerado.

“Los municipios están clasificados de 1 a 6 y dependiendo de su clasificación también debería ser el criterio para definir un salario, que podría ser regional y, además, diferenciar por tamaño de empresa, porque pueden haber regiones clasificadas en niveles no tan altos, pero con empresas grandes, y estas tienen la capacidad de reconocer salarios altos”, agregó Juliana Morad.

Resaltó que los municipios se reclasifican periódicamente, por lo que si un territorio avanza a la siguiente categoría, esto supone que está en la capacidad de pagar un salario mucho más alto. 


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Por otro lado, el director de Empleo del Observatorio Fiscal insistió en que se debe “desbogotanizar o descentralizar las discusiones” en torno al salario, puesto que, si hay regiones que no han crecido en remuneraciones o su promedio ha bajado en lo relativo al mínimo, se deben incentivar políticas industriales departamentales.

José Mauricio Salazar Sáenz sostuvo que los datos muestran que se están generando más dispersiones y no convergiendo.


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