Durante los casi seis años que estuvo al frente de la Superintendencia de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo se convirtió en el superhéroe de aquellos que le piden al Gobierno que combata la corrupción y en el coco de los empresarios que quisieron pasarse la ley por la faja.
A la espera de que el presidente Iván Duque nombre su remplazo, Robledo habló con La Opinión sobre la cartelización empresarial, el crimen que más combatió desde la SIC y el que considera uno de los peores actos que pueden cometer los empresarios.
¿Cuántos carteles empresariales sancionó la SIC en los últimos años?
Muchísimos, la lista es larga. Van más de 40 carteles empresariales entre privados y contrataciones públicas en los últimos 8 años. Los más significativos: cementos, azúcar, pañales, papel higiénico, cuadernos, seguridad privada, hasta agencias de modelaje.
Agencias de modelaje, ¿cómo era ese?
El caso es paradigmático, por así decirlo. Imagínese que varias agencias de modelaje van y firman en una notaría un contrato entre ellos donde se comprometen a que nunca prestarán determinados servicios por debajo de tanta plata. Entonces dicen: si el evento es en Bogotá el mínimo es este y si es por fuera es este. Eso lo hacen en un contrato notariado y pruebas de esas ya casi no existen. Esto lo que demuestra es que hay un grueso de empresas que creen que esas cosas están bien, pero son carteles.
Pero no todos los carteles actúan por inocencia…
En los grandes casos donde están involucradas las grandes empresas, hay una clara conciencia de que se está cometiendo una conducta absolutamente ilegal, pero hay otros en donde no. En las subastas ganaderas, por ejemplo, en la asociación que se llama Subastas, creaban actas entre las empresas subastadoras de ganado en las que de mutuo acuerdo fijaban la comisión mínima que le iban a cobrar al dueño del ganado por la subasta.
El que no participara y cumpliera lo pactado era considerado un competidor desleal y expulsado del gremio. Entonces no cartelizarse se convertía en causal de expulsión del gremio, como si fuera obligatorio incumplir la ley.
¿Cuántas sanciones ha impuesto por cartelización?
En los ocho años del Gobierno Santos, las sanciones suman casi 2 billones y se han pagado más del 90%.
¿Hay problemas de mora en los pagos?
No, nosotros no tenemos problema de cartera. En la mayoría de los casos, sobre todo en los casos importantes, se ha pagado. Una que se estaba demorando bastante en el pago era la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, por el esquema de recolección de basuras, porque mientras fue alcalde Gustavo Petro fue imposible que esa multa se pagara.
¿Por qué los precios de los productos cartelizados nunca bajaron?
No estoy de acuerdo con la afirmación. Hay gente que lo piensa pero es más una corazonada. Nosotros ni la economía de mercados regula los precios. Un cartel de precios le genera un sobreprecio al precio de competencia y cuando se desmantela el cartel, viene un tiempo de destorcida del precio. Ahí hay que esperar que la competencia se ajuste a la inexistencia del cartel, pero lo lógico es que baje. Acuérdese que hay inflación y los costos siguen subiendo, pero sin el sobreprecio del cartel.
¿Cuál es el mayor daño que han generado estas prácticas ilegales?
La cartelización le ha hecho un gran daño a la propia clase empresarial, porque la ha vuelto perezosa, ineficiente. Ha hecho que los empresarios se acuesten a dormir tranquilos y se levanten temprano a jugar golf. Y, ¿qué pasa cuando los empresarios juegan golf lunes, martes, miércoles, jueves? Pues que el viernes son mejores golfistas pero peores empresarios. La cartelización empresarial genera una tranquilidad entre los cartelistas porque no necesitan competir y los colombianos no necesitamos que los empresarios duerman tranquilos.
¿Estos pactos entre empresarios les duelen más a los pobres?
La cartelización le duele muchísimo menos a los ricos y le ha hecho un inmenso daño a la población más pobre colombiana. Un rico, sobre todo en productos de consumo masivo, baja el mercado de los estantes de los supermercados sin mirar el precio, porque le da lo mismo que el producto cueste 4 o 5 pesos. Pero Colombia tiene muy poca gente de esa.
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¿Usted cree que las sanciones a los empresarios en Colombia son un chiste?
Antes del año 2010 las sanciones eran un chiste. La sanción máxima a plata de hoy era de 1.500 millones de pesos y esas sanciones lo único que terminaban era incentivando más la cartelización y el desprecio por la ley.
Y ahora…
Hoy tenemos 50 veces más de capacidad sancionatoria y ya no es tan chistoso. Multas de 40.000 o 50.000 millones de pesos ya no son un chiste. Pero tenemos un límite de 78.000 millones de pesos que en un caso determinado podría ser un chiste cuando hay una infracción muy grave de un empresario que tiene un nivel importantísimo de ventas, en donde esos 78.000 millones de pesos no significan nada.
Entonces, ¿se debe castigar con cárcel la cartelización empresarial?
Ese es un debate que Colombia podría aplazar, yo no creo que eso esté descartado. No es el momento porque falta hacer cambios en la legislación que podrían evitar tener que llegar al debate de la cárcel. Hay que aumentar la capacidad sancionatoria y si eso no funciona, habría que pensar en la cárcel para la cartelización.
¿La cartelización es un tema de ética?
Sí, de la más mínima presencia de ética. Un empresario que se carteliza tiene de todo menos ética. Aliarse con un competidor es tan espantoso como que dos equipos de fútbol cuadren el resultado de un partido. Eso, que ha pasado en el deporte, de cara a los empresarios parece ser menos escandaloso y no debería ser así porque lo otro es un deporte, pero esto es sacarle la plata del bolsillo a la gente.