En Norte de Santander, la falta de ingresos hace que 40 de cada 100 personas no tengan los recursos suficientes para comprar los bienes de la canasta alimentaria básica que necesita su familia.
En 2015, de acuerdo con las mediciones de pobreza elaboradas por el Departamento Nacional de Estadística (Dane), la línea de pobreza monetaria en el departamento llegó al 40% de la población, con un aumento de 0,1 punto porcentual en relación al dato correspondiente a 2014.
Jorge Ramírez, economista y docente de la Universidad Libre, explicó que esta medición para definir la pobreza, incluye normalmente a grupos familiares de cinco personas y no tiene en cuenta los gastos necesarios para transporte, educación, diversión. Es decir, que estas personas son consideradas pobres porque no tienen los recursos para comprar los alimentos mínimos que requiere su familia.
En este rango, Norte de Santander ocupa el puesto 14 entre los 24 departamentos que son tenidos en cuenta por el Dane. Además, la cifra regional está por encima del promedio nacional, que el año pasado cerró en 27,8%.
Pero ¿cómo saber si usted o su familia hace parte de este listado? La cuenta es sencilla, para el Estado una persona pobre es aquella cuyo ingreso mínimo para gastar en alimentos oscila entre $99.997 y $225.341.
En este caso, se debe tener en cuenta que para cubrir los rubros de la cesta alimentaria se necesita cerca de un salario mínimo que hoy es de $689.455, según.
Además, los alimentos, impactados por la devaluación del peso y el fenómeno de El Niño, fueron los productos con más incremento de precio en 2015.
Aumenta la indigencia monetaria
Uno de las cifras más preocupantes para el departamento en materia de ingresos son los relacionados a la incidencia de la pobreza monetaria extrema, que el año pasado cerró en 11,6%, con un incremento de 1,1 puntos porcentuales en relación al resultado obtenido en 2014 (10,5%).
Ocupando uno de los últimos lugares en el país (17 entre 24), los nortesantandereanos que viven en indigencia tienen menos de $99.997 para invertir en comida. “Estas personas normalmente no tienen acceso a educación”, dijo Ramírez.
El docente universitario explicó que tanto índices pobreza y pobreza extrema en Norte de Santander tienen una relación directa con la realidad del mercado laboral, que se caracteriza por tener una tasa de desempleo e informalidad muy altas.
En 2015, otro factor que influyó fue el cierre unilateral de la frontera con Venezuela, país al que muchos nortesantandereanos viajaban para adquirir los alimentos, aprovechando el diferencial cambiario.