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Economía
Marca cucuteña hace historia en el rugby
 El sueño que había iniciado en 2008 se cumplía con objetivos más altos de los establecidos.
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Jorge Andrés Ríos Tangua
Viernes, 16 de Febrero de 2018

l 6 de agosto de 2016 ‘Rafa’ o ‘Rafita’–como le dicen sus amigos y familiares– estaba en su oficina sentado frente al computador viendo una transmisión en vivo por Facebook. Solo lo acompañaban las más de 100 figuras de Star Wars que colecciona y tiene perfectamente ubicadas sobre un armario destinado solo para su pasión por esta serie de películas.

Ese día, en Río de Janeiro, Brasil, sucedía un hecho histórico. La capital de la samba era  sede de los Juegos Olímpicos y allí se presentaba un equipo de rugby colombiano, el de mujeres. 

Cuando saltaron al campo y sonaron los himnos, Rafael Alvarado Muñoz no pudo contener la emoción y sus ojos se inundaron. No era para menos, estaba viendo desde su empresa en Cúcuta como las prendas que había diseñado y confeccionado, eran vistas por todo el mundo.

El resultado fue lo de menos. Colombia, que ya había logrado una hazaña al clasificar al certamen, que también por primera vez recibía a este deporte, perdió 53-0 con Australia, que al final se convertiría en el primer campeón femenino de rugby 7 en unos juegos olímpicos.

Lo importante era que el sueño que había iniciado en 2008 se cumplía con objetivos más altos de los establecidos. “Lloré, le mandé fotos y mensajes a todo el mundo por WhatsApp”, cuenta, mientras sonríe al recordar el momento, sentado en el mismo mueble y frente al mismo computador de hace ocho años.

Hoy, como él mismo lo reconoce, tal vez pocos cucuteños sepan que Kiwi –la empresa que conformó su papá, junto con su mamá, en compañía de un socio hace 25 años, y que hoy administra junto a su hermano– es la primera marca de Norte de Santander que ha hecho  presencia con sus diseños en el certamen deportivo más importante del mundo.

El camino no ha sido fácil y como Darth Maul, uno de sus personajes favoritos de Star Wars, a quien admira, “no por el lado oscuro (risas)”, pero si por la tenacidad del “man”. “A él lo cortaron por la mitad y después de caer en un abismo, se reconstruye usando la fuerza”, es decir, que sigue adelante a pesar de los obstáculos, se supera.

Del fútbol a rugby

Este hombre de 33 años, diseñador industrial y con los brazos tatuados, regresó a su tierra en 2007, después de culminar sus estudios en Bogotá, ciudad en donde conoció y amó el rugby, deporte que además de sus logros profesionales, también le dejó una rodilla con los ligamentos rotos y la imposibilidad de volverlo a practicar.

En Cúcuta, y vinculado a este deporte, contacto con Indios, el primer club de esta disciplina de la ciudad y se le midió a hacerles los uniformes. 

La primera experiencia fue terrible, “se rompieron a los 10 minutos del partido. Qué pena, cuando terminaron todos se reían”, dijo sonriendo, consciente de que ese fue realmente un momento vergonzoso.

La solución para mejorar la calidad de las prendas fue comprar camisetas de grandes equipos en el exterior, mirar las telas, tipos de costura y patrones. La clave de la indumentaria de este deporte es que las prendas no se rompan y “ahora somos muy buenos, por la calidad, pero sobre todo por el diseño”, dice muy orgulloso de lo que hacen.

Su papá, Luis Alejandro ‘Kiko’ Alvarado, quien fuese jugador de fútbol del Cúcuta Deportivo y el Deportivo Cali, hoy orgulloso de los logros alcanzados por su hijo menor, se opuso en su momento a esta línea de trabajo. 

“Me decía que mejor buscara más clientes para fútbol, pero yo estaba seguro que con el rugby íbamos a lograr el posicionamiento nacional de la marca”, expresó Alvarado.

La única que lo apoyo desde el comienzo fue su mamá, que falleció en 2014 y quién, aunque no alcanzó a ver el logro olímpico, si festejó con su hijo cuando se ganaron el contrato con la Federación Colombiana de Rugby. Al hablar de ella, el tono de voz cambia, suspira profundo y continúa con la historia.

“Con el fútbol era muy difícil, hay mucha competencia y en ese momento mucho mercado de contrabando desde China”, explica. Claro, no puede dejar a un lado que con el deporte de su papá lograron vestir al Cúcuta Deportivo en tres ocasiones: 2005, 2006, 2014. Curiosamente, unas de las camisetas más queridas por la afición del equipo motilón fue diseñada por esta empresa cucuteña: la del ascenso de 2005, “algunos coleccionistas aún nos llaman para preguntar por ellas”.

Si bien hacen todo tipo de uniformes para cualquier deporte, hoy Kiwi es una de las grandes empresas de la indumentaria deportiva de rugby del país. Han vestido más de 260 clubes, tienen cerca de 10 selecciones departamentales entre sus clientes, acaban de firmar con un club en España y además de la selección Colombia, ahora también diseñan las prendas de la selección de Honduras.

La clave es caer bien, “gracias a Dios tengo esa facilidad” y eso le ha permitido avanzar. Después de firmar con Tigres en 2009, que es el mejor club de Medellín, las puertas se abrieron y gracias a eso llegó la selección Colombia en 2012 y desde ese momento no han parado de crecer; pasaron de 8 a 17 empleados, tecnificaron la planta y quieren más selecciones y equipos europeos, porque al final, la fuerza los acompaña.

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