Las políticas proteccionistas en materia económica que ha implementado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han puesto a la primera potencia mundial en contra de la corriente, al igual que los salmones.
Al final, como estos peces -que van río arriba buscando condiciones ambientales favorables para poner sus huevos- Trump quiere mejorar las reglas para aumentar las ganancias a la empresas de su país, aunque esto represente ir en contra vía de la dinámica mundial que aboga por la apertura económica.
Hasta ahora, el principal perjudicado sería México, que ya está sentado en la mesa de negociación, acompañado de Canadá, para intentar renovar un Tratado de Libre Comercio (TLC) que el magnate norteamericano está dispuesto a suspender si no se aceptan sus términos, los cuales serían desfavorables para el país latinoamericano.
En esta misma línea el excéntrico y polémico mandatario ya habló también de la posibilidad de entrar a negociar todos los tratados comerciales que ha firmado su país en países suramericanos, sin referirse a ninguno en específico.
De esta manera, aunque no hay una amenaza clara, existe la posibilidad de que Chile, Perú, Panamá y Colombia, tengan que, en un futuro cercano, seguir a México y sentarse a renegociar los pactos firmados.
Este escenario hipotético sería de gran relevancia para la economía nacional, teniendo en cuenta que ahora mismo Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia en materia de exportaciones. Entre enero y noviembre del año anterior, las compras sumaron 9.471 millones de dólares.
María Claudia Lacouture, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio Colombo Americana, cuya función es promover la integración comercial entre los dos países, destacó que, ante esta posibilidad, conviene que Colombia tome la iniciativa de resolver temas que están en el tintero desde hace años, como la chatarrización y la propiedad intelectual.
“El comercio exterior es dinámico y nadie mejor que los empresarios saben que hay que estar actualizados y siempre a la par de las tendencias, de los cambios políticos, de las coyunturas económicas y de las crisis internacionales”, aseguró Lacouture, que llegó al cargo recientemente, luego de desempeñarse como Ministra de Comercio, Industria y Turismo.
Así mismo, Felipe Jaramillo, presidente ejecutivo de ProColombia, indicó que Colombia y Estados Unidos mantienen una sólida relación histórica de aliados que no ha cambiado. “De hecho, a lo largo de los años se ha fortalecido. Es el primer socio comercial y con todas las cifras en crecimiento: se mantiene como el primer destino de las exportaciones colombianas, es el principal inversionista extranjero y se mantiene entre los mayores emisores de viajeros del mundo hacia nuestro país”
La vocera de la entidad cameral también indicó que si bien hasta el momento no hay indicación por parte del Gobierno de Estados Unidos para revisar o renegociar el acuerdo comercial con Colombia, “ningún país está exento de una revisión”.
La recomendación de Lacouture es seguir apostando al comercio con Estados Unidos con productos que ofrezcan valor agregado, que complementen la oferta productiva de la industria de ese país y en particular aprovechando las oportunidades que ofrece la agroindustria. “Eso sí, sin olvidarnos de diversificar; para ninguna nación es recomendable depender de pocos mercados. Ya tuvimos la experiencia de Venezuela”.
Para el consultor y especialista en comercio exterior, Diego Zárate, la revisión de este acuerdo comercial se hace necesaria, por lo menos desde el lado colombiano, en donde algunos sectores y otros expertos han manifestado desde 2012 que este no les favorece y, por el contrario, pone en desventaja a la industria nacional con la estadounidense.
Hasta ahora, ante los tibios resultados del intercambio comercial alcanzado, ProColombia ha identificado 133 productos con potencial de consolidación y acceso a Estados Unidos, entre ellos, manufacturas de cuero, confecciones, derivados del cacao y de café, confitería, artesanías, autopartes, y metalmecánica.
Sin embargo, Jaramillo también indicó que “todos los mercados son importantes, depende del producto a exportar y de su potencial. El mensaje, más allá de las coyunturas políticas de cada país, es que Colombia debe seguir apostándole a la internacionalización, diversificando mercados y aportando valor agregado en toda nuestra oferta”.
El quinto cliente
A nivel regional, la importancia no es la misma y las ventas de Norte de Santander al principal mercado del mundo sumaron 2,2 millones de dólares el año pasado, superado por Venezuela, Turquía, Ecuador, Guatemala y Brasil, que son, respectivamente, los primeros cinco países con los que los empresarios locales hacen negocios.
Hasta el momento, desde el 2012, cuando entró en vigencia este TLC, solo 11 empresas de Norte de Santander han logrado concretar negocios aprovechando las ventajas que ofrece el acuerdo. Una muestra clara de la baja partición es que hasta finales de 2017, el departamento solo había concretado ventas a al mercado norteamericano por 25 millones de dólares, apenas el 0,1% de los que ha vendido el país.
Entre los grupos de productos comercializados hasta ahora se encuentran los de sectores como: Cerámico, manufacturas de cuero, metalurgia y subproductos de origen animal, entre otros. Entre enero y noviembre lo que más vendió el departamento hacia el país del norte fueron textiles y café.
Sobre esta realidad y el posible ajuste del acuerdo con EE.UU., Zárate, docente de la Universidad Francisco de Paula Santander, indicó que el ajuste del acuerdo más que preocupar, debe hacer que los empresarios de la región venzan la timidez de enfrentar los nuevos retos de la política y la apertura económica mundial.
El problema es que de hacerse un nuevo tratado bajo las normas de Trump, seguramente los más beneficiados serían los empresarios estadounidense, no los colombianos y menos los nortesantandereanos.