Anillos, pulseras, cadenas, trofeos, llaves y hasta monedas que están fuera de circulación, son usadas por los venezolanos para hacerse a unos pesos de más en Cúcuta y así comprar unos kilos más mercado.
Las compra-ventas de metales (oro, plata y bronce) que están en el centro de la ciudad, ven como a diario llegan personas que cruzan la frontera con el único afán de vender cualquier joya o metal y así tener más pesos que les permitan contrarrestar la escasez de productos de primera necesidad que hay en su país.
Edilma Castro, por ejemplo, viaja cada ocho días desde San Cristóbal hasta Cúcuta con algo para vender. Desde paquetes de monedas que reúne hasta llaves, todo sirve. “Traje hasta un kilo de cobre que me compraron en 7.500 pesos”, dijo, mientras recorría los negocios preguntando cuanto le daban por un par de aretes.
Sin embargo, la romería de venezolanos no es algo que se evidencie en todo los negocios dedicados a esta actividad. Mientras los que están ubicados a una o más cuadras del centro comercial Alejandría dicen que se ven muy pocos venezolanos y que el negocio está flojo, los que hacen parte de este ‘complejo’ centro de negocios, ven como los visitantes del país llegan día a día, graneaditos, aunque no en la misma cantidad como lo hacían en diciembre.
Parado junto a un cartel de ‘Compro Oro’ en una miscelánea al interior del lugar, un joven de unos 20 años de edad confesó a La Opinión que en diciembre llegaban con muchas joyas para venderlas y cambiarlas para comprar juguetes, comida y ropa. “Hoy llegan menos, pero toda vía vienen muchos, pero ya se les deben estar acabando las joyas”.
Y es que solo basta un paseo por el Alejandría para comprobar que este es el lugar preferido por los venezolanos. Bolívares, pesos y joyas tienen una dinámica que difícilmente se ve en los negocios que están fuera de allí.
Juan Cáceres*, con más de 20 años de experiencia en el negocio de la compra de metales, que hoy trabaja como arrastrador –consiguiendo clientes para los negocios– se levanta hasta diez personas al día, la mayoría de ellas venezolanas que llegan con anillos dorados, “eso es lo que más traen”. Por cada cliente, él se gana 2.000 pesos mínimo, pero esto puede subir hasta 5.000 pesos o más, de acuerdo con la cantidad de metal negociado.
Un gramo de oro, dependiendo de la calidad, (nacional, italiano o la mina), puede costar entre 60.000 y 80.000 pesos. “Ellos siempre portan buen oro, normalmente llegan con prendas italiana y a veces sacadas directamente de la mina, que son las más caras”, aseguró Jorge Gutiérrez*, ayudante de uno de los puntos de venta, también en el Alejandría.
*Nombre cambiado