Por estos días, en donde el ‘astro rey’ está haciendo sentir la majestuosidad de su poder, el cuidado de recursos naturales como el agua y el suelo ha tomado mayor importancia, especialmente en las zonas rurales.
Y es que mientras en las ciudades las personas intentan reducir el consumo del agua y luz para evitar un racionamiento, en el campo, los productores se preocupan porque la falta de agua está dañando los cultivos, secando los suelos y, por ende, deteriorando la producción de alimentos, los mismos que llegan a las ciudades y abastecen a millones de personas.
En los últimos meses, tras la llegada del fenómeno de 'El Niño', la preocupación se transformó en temor y hoy, con los caudales de los ríos en niveles similares a los de una quebrada en tiempo seco y las cosechas dañadas, se hace necesario implementar planes de cosecha que cuiden los suelos, ahorren agua y ayuden a proteger las cuencas.
Germán Gómez, gerente regional por más de cinco años del Instituto Colombiano de Desarrollo Social (Incoder), dijo que uno de los puntos claves en el sector rural es el de generar conciencia en el cuidado de los yacimientos de los ríos, sobre todo en aquellas personas que hacen su actividad agropecuaria cerca a estas zonas. .
De acuerdo con el Censo Agropecuario del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en Norte de Santander, en el 82% de las Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) existentes se hacen acciones para proteger el agua, mientras que en las unidades que pertenecen a los grupos étnicos de la región, el porcentaje es del 94% en los indios, 91% en los étnicos y el 80,6% en las comunidades negras.
Pero, el cuidado de las fuentes va más allá de eso, según explicó Gabriel González, líder de extensión agropecuaria del Comité de Cafeteros de Norte de Santander.
Los productores –explica este ingeniero agrónomo, que lleva más de cinco años trabajando con los cafeteros de la región–, deben atender la necesidad de desarrollar prácticas agropecuarias sostenibles, evitando, por ejemplo, sembrar cerca de los ríos para no contaminarlos.
Al cuidado de las fuentes y su no contaminación, los agricultores tienen el reto de hacer un mejor uso del líquido, esencial para su actividad. Aquí, además de implementar mejores prácticas de siembra, es indispensable la implementación de sistemas de riego que faciliten la distribución del agua. El problema con los sistemas existentes en el departamento, especialmente con los que cubren menos de mil hectáreas –que son la mayoría– es que necesitan ser tecnificados.
Los productores además tienen la opción de hacer pozos profundos y reservorios en puntos estratégicos que les permitan reutilizar el agua de lluvia en el riego y el consumo de los animales.
Los suelos
Lo primero para saber del uso del suelo, es que, según un estudio presentado en 2014 por la Unidad de Planeación Rural Agropecuaria (Upra), de las 90.000 hectáreas utilizadas para la producción agropecuaria en Norte de Santander, el 57,9% se usan de manera adecuada, el 5,1% son subutilizadas y el 35%, sobre utilizadas, es decir, que el 40,1% de las hectáreas no están siendo 100% productivas.
En esta misma línea, el informe ‘anti ranking’ del Instituto Colombiano Agustín Codazzi, ubica al departamento como el de peor uso de los suelos, con una afectación del 78% de los mismos. La siembra desmedida e inadecuada sería la principal causante de esta situación.
Ramiro Villamizar, vocero regional de Asohofrucol, asociación que agrupa a los productores de frutas, hortalizas, plantas aromáticas, raíces y tubérculos de Colombia, dijo que para garantizar la productividad en los cultivos y mantener los suelos en buen estado, se les está orientando a los agricultores para hacer una siembra precisa, teniendo en cuenta variables como el piso térmico, el clima, el tipo de la planta y las características de los suelos.
Al respecto, el Censo Agropecuaria reveló que en el 74,1% de las unidades agropecuarias del departamento implementa acciones para cuidar los suelos, mientras que en los territorios étnicos el porcentaje es del 52,8.
En cuanto a las acciones que desarrollan los productores para proteger sus terrenos, la más común en es el enrastrojamiento, mientras que en las comunidades étnicas aplican en mayor medida la siembra sin remoción de suelos.
Con el objetivo de mejorar la productividad y tener suelos más duraderos, los agricultores están trabajando en alternativas como el mejoramiento de las semillas y la implementación de tecnología en la producción.
Entre los problemas más comunes identificados por los expertos que más dañan la estructura de los suelos, están las quemas, las siembras en zonas pendientes y proclives a la erosión, entre otros.