La apertura provisional de los puentes fronterizos con Venezuela elevó más de un 100% la venta de repuestos para vehículos y llantas en los negocios del área metropolitana de Cúcuta. Sin embargo, en las últimas dos semanas la dinámica volvió a caer.

David Alberto Reyes, empresario del sector de autopartes y vocero regional del Asociación del Sector Automotriz y Sus Partes (Asopartes), indicó que la reducción casi a cero de clientes provenientes de Venezuela estaría impulsada por la dificultad que representa para ellos comprar en Cúcuta debido a la baja cotización del bolívar, pero, sobre todo, por los rumores que hay sobre la posibilidad de que este tipo de mercancía sea retenida en los puentes fronterizos por los funcionarios de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian).

Precisamente, diarios venezolanos, en días anteriores, anunciaron a sus lectores que las autoridades colombianas habían prohibido la salida de estas clases de mercancías. Aunque según se confirmó desde la Dian, no existe ningún tipo de restricción por parte de las autoridades colombianas para el paso de dichos productos, son cada vez menos frecuentes las personas con llanta en mano cruzando los puentes.

Claudia Gaviria, directora de aduanas de la Dian, indicó que “en las zonas colindantes, donde habitan personas que entran y salen del país constantemente, no hay ninguna prohibición para sacar las compras mínimas”.

La única diferencia es cuando se llevan grandes cantidades, como por ejemplo 500 llantas, ahí si hay que hacer toda la documentación de formalización de exportación, pero cuando son una o dos llantas no existe ninguna restricción, explicó la funcionaria. Lo mismo sucede para otros repuestos vehiculares.

Para controlar este mercado fronterizo y evitar que se den situaciones de desinformación como la actual, la Dian está preparando una regulación, entendiendo que las zonas fronterizas tienen una dinámica diferente y hay comunidades que viven y se mueven constantemente por estos corredores.

El documento regulatorio, que aún está en revisión, establecería que las personas residentes en las zonas fronterizas tendrían un cupo de cuatro salarios mínimos semanales para comprar mercancía en un país y llevarla al otro. Es decir, que si la normatividad se aplicara hoy, los venezolanos que entran a diario por la frontera, no podrían llevar más de 2,7 millones en mercancía por semana.

El otro paso es establecer que tipo de productos pueden llevarse libremente por la frontera, pero para eso hace falta que Venezuela responda la propuesta hecha por Colombia.