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Economía
Violencia y conflicto armado deterioran el desarrollo del departamento
Así lo verificó un estudio de estudiantes de la Escuela Superior de Administración Pública.
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Jorge Andrés Ríos Tangua
Martes, 14 de Noviembre de 2017

La violencia y el conflicto armado le pasan una enorme factura al crecimiento económico y el desarrollo social de Norte de Santander. El Producto Interno Bruto (PIB) departamental se multiplicaría, si no fuese por la extorsión, el secuestro y los atentados contra la infraestructura de la región.

Esto, que a simple vista parece una conclusión obvia, fue verificado en el estudio ‘Efectos de conflicto armado en el crecimiento económico de Norte de Santander entre 1988 y 2012’, elaborado por el grupo de investigación de Crecimiento Económico y Desarrollo Territorial (CEDT) de la Escuela Superior de Administración Pública (Esap).

El estudio arrojó tres parámetros de resultan fundamentales para pensar que sin estos fenómenos de violencia, la economía departamental y la inversión social, tendrían cifras mayores de crecimiento, a la que vienen presentando en los últimos años.

Mario Zambrano, director del proyecto, dijo que de acuerdo al modelo implementado, cuando la apropiación ilegal de recursos de los grupos armados por medio de la extorsión y el secuestro aumenta un 1%, la economía departamental se desacelera un 19% en promedio.

El otro parámetro es que cuando los daños a la infraestructura petrolera, de transporte o servicios, entre otras, aumenta un 1%, el PIB se desacelera cerca de un 110%.

Al igual que sucede con las inversiones que generan efectos positivos en la economía, haciendo que se muevan otras cadenas comerciales y productivas. Los actos violentos y la inseguridad, impactan, pero de forma negativa, aspectos como la inversión, el desarrollo de negocios y el gasto público.

“Cuando hay una extorsión los empresarios puede decidir en una región porque no tiene las condiciones. Lo mismo sucede con los atentados, hacen que el gasto público vaya en reconstrucción y en aumento de la seguridad”, precisó Zambrano.

Además, estos situaciones de violencia hacen que en los sectores rurales se presenten fenómenos de desplazamiento de la población económica activa, lo cual deteriora el índice de productividad del campo y fomenta la apropiación del suelo por parte de los grupos ilegales.

Hay un tercer reflejo que no sería negativo. Según el análisis, que replicó un modelo aplicado en una investigación nacional sobre el mismo tema, los fenómenos violentos también generan mayor inversión de parte del Estado.

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