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Editorial
Desconectados
El ELN no ha entendido que este es el tiempo de la paz y no el tiempo de la guerra.
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Miércoles, 28 de Octubre de 2015

Uno de los procesos electorales más pacíficos de la historia de Colombia, como el del pasado domingo, se ha visto empañado, lamentablemente, por el ataque del Eln a una misión electoral en zona rural de Boyacá.

“Es un hecho que demuestra que esta guerrilla no ha entendido que este es el tiempo de la paz y no el tiempo de la guerra”, ha dicho el presidente Juan Manuel Santos, para referirse a la muerte de 11 militares y un policía que prestaban seguridad a una comisión de la Registraduría que custodiaba  el traslado de votos desde la jurisdicción de Bocotá, al norte del departamento de Boyacá.

Y tiene mucha razón. Porque no se entiende este hecho, calificado por el ministro de Defensa como el más grave cometido por esa guerrilla en los últimos años, de otra forma que un mecanismo de presión sobre el gobierno para agilizar los diálogos con este guerrilla, que según han revelado fuentes gubernamentales, están próximos a comenzar.

Pero se equivoca el Eln al pensar que ese es el camino. Y realmente el gobierno de Juan Manuel Santos debería darle una lección al grupo armado, pues en un momento en el que se ha avanzado tanto en las conversaciones de paz con las Farc en La Habana, en el que el país está pensando en la paz y está empezando a entender que es posible una dinámica diferente a la del conflicto que ha experimentado Colombia en el último medio siglo, es inconcebible que esta guerrilla intente imponer de nuevo la zozobra.

Este hecho provoca serios cuestionamientos sobre la real voluntad que tiene el Eln de buscar la paz y genera dudas sobre el proceso que han adelantado sus líderes en el marco de los diálogos exploratorios con el Gobierno de Juan Manuel Santos, que llevan casi dos años.

Todo pareciera estar dado para comenzar una negociación de paz formal. Justamente para hoy está previsto un encuentro entre las partes para concretar los últimos detalles. Entre los temas por definir está la decisión sobre cuáles serán los países garantes y cuáles los países acompañantes del proceso de paz, que, al menos por ahora, está previsto que se anuncie pronto.

¿Pero qué tanto cambia este panorama el cruento ataque del Eln en Boyacá?

Poner en riesgo este proceso no parece ser una jugada muy inteligente de la guerrilla, que debe entender, de una vez por todas, que este país ha entrado en el camino de decirle no más a la violencia; con  todo lo difícil que ha sido alinear las posiciones de unos y otros en torno al proceso que se sigue en Cuba, por fin empieza a percibirse que la reconciliación es posible.

Son más los que están del lado de la paz y en este momento, cuando la sensibilidad por el proceso que se ha vivido con las Farc está a flor de piel, los colombianos no van a tolerar otra negociación en medio de ataques y asesinatos.

Insistir en ese camino es demostrar la desconexión del Eln con la realidad y con el anhelo de un país que está a punto de pasar la página y que está concentrando sus esfuerzos en el postconflicto, en reparar a las víctimas y en evitar que la historia de crueldad que ha marcado a miles de familias, vuelva a repetirse.

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