Las opciones y alternativas para enfrentar a la criminalidad indudablemente deben ser amplias y abiertas a las modificaciones y transformaciones para así lograr las metas trazadas por las autoridades locales y departamentales.
En una ciudad como Cúcuta, en la que ocurren hechos como los dos ataques contra mujeres en un mismo barrio, en menos de 24 horas, por sicarios con armas de fuego dotadas con silenciador, ya no es un lujo sino una necesidad que la tecnología refuerce la lucha contra el hampa.
Y un departamento como Norte de Santander, con la presencia de bandas multicrimen y de grupos armados ilegales dedicados al narcotráfico, el secuestro y otros delitos, igualmente necesita esta estrategia que las autoridades acaban de definir.
En medio de esa clase de situaciones de inseguridad que afectan la región, resulta reconfortante la dotación con equipos de tecnología de punta a la Policía en el área metropolitana y en el departamento, que recibieron drones con autonomía de vuelo de hasta cinco horas y un alcance de ocho kilómetros.
Contar con estos ‘ojos vigilantes voladores’ con cámaras de alta resolución se convierte en un importante avance en los frentes de la operatividad y el control, en los que este tipo de elementos resultan siendo de la mayor utilidad para perseguir a los delincuentes, contar con mayores evidencias para judicializarlos al igual que y para mantener un escaneo permanente en áreas neurálgicas.
Las inversiones en este campo deben incrementarse e incluso buscarse un apoyo del Gobierno Nacional para que las fuerzas de seguridad cuenten con más herramientas de esa naturaleza, teniendo en cuenta la particularidad fronteriza de nuestra región que la hacen más sensible y vulnerable a la acciones del crimen transnacional.
Entre más fuerte resulten los sistemas de última tecnología para enfrentar la ocurrencia de numerosos delitos, en la misma medida podrán lograrse golpes más efectivos, judicializaciones con mayor número de pruebas contundentes y una mejor opción de reacción inmediata frente a los hechos criminales que se detecten o descubran.
La misma Policía Nacional ha indicado que dentro de la seguridad ciudadana esa clase de aparatos son esenciales para la vigilancia urbana y rural, la investigación penal en actos urgentes, inteligencia aérea, actividades de control y verificación de objetivos de interés, entre otros,
La porosidad de la frontera con las trochas que son utilizadas por las organizaciones al margen de la ley, ratifican que esa clase de tecnología que entró a funcionar requiere incrementarse y solidificarse en número y cubrimiento de zonas de alta peligrosidad.
Por ejemplo, resultará de gran ayuda la decisión tomada sobre la distribución de los drones, uno de los cuales estará en Ocaña, otro en la provincia de Ricaurte (Chinácota, Toledo y Labateca), y los restantes cuatro permanecerán en manos de la Policía Metropolitana en Cúcuta,
Villa del Rosario, Los Patios, El Zulia y Puerto Santander.
Entrar en esa era llena de expectativa a la región en cuanto a la elevación de los resultados para contener la inseguridad que sigue campeando en el departamento y contra la cual es indispensable no dar el brazo a torcer, sino dinamizar las acciones para superar este drama diario de asesinatos, extorsiones, amenazas y hostigamientos.
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