En la actualidad tenemos una Cúcuta, agobiada por la inseguridad ciudadana,  desorden en la movilidad del parque automotor, en la invasión del espacio público, calles destartaladas, deficiente transporte público, centros y puestos de salud descuidados e insuficientes, desempleo rampante, con racionamiento agua potable y sin ella en algunas partes del municipio (zona rural), las entidades de educación oficiales sin adecuación, mantenimiento y sin suficiente personal de apoyo administrativo, parques y centros deportivos descuidados, sin atracciones turísticas ni culturales, sus habitantes antiparabólicos y mamagallistas sin sentido de pertenencia, generando recursos propios solo para pagar la nómina y recibiendo dineros del sistema general de participaciones  escasamente para el pago de nómina de los maestros y personal de la salud.  En fin no sigo porque se me agota la cuartilla en medio de puras lamentaciones. Y dejo constancia que esta somera radiografía es un mal endémico, podríamos decir, desde que se fundó la ciudad.

 De seguir con la misma actitud, conseguiremos los mismos resultados. Malos, muy malos. Como en las caricaturas de mediados del siglo XX, el personajillo que usaba  inmensos lentes por ser miope, veo a mi ciudad con un alcalde trabajando con todos los congresistas, sin exclusiones, en la aprobación  de normas favorables para el desarrollo integral del Área Metropolitana, lo mismo que en la búsqueda de  recursos del presupuesto nacional. De esta manera los congresistas de nuestro departamento no asignarán más sus cupos en otras regiones de la geografía nacional. A las fuerzas vivas del sector privado actuando de consuno con el público, para fortalecer el sector industrial y el turístico para que con el sector comercial se genere suficiente desarrollo y empleo en sus justas proporciones.

Debemos dejar de depender exclusivamente del deprimido sector comercial por las consecuencias que nos genera permanentemente el inestable gobierno Venezolano. Veo por lo menos, en vías,  tres troncales partiendo de nuestra ciudad hacia el interior del país. Veo a la ciudad, con el apoyo del sector empresarial, con miles de ojos electrónicos como forma de combatir con más eficacia la delincuencia común. Así mismo, la veo gestionando recursos para temas puntuales con los Organismos Internacionales gubernamentales y no gubernamentales. También poniendo la totuma en la generosidad de las Fundaciones de grandes empresarios. Creando condiciones favorables para que los empresarios de todos los sectores económicos inviertan en la apertura de grandes estructuras. Soñar no cuesta nada. Pero por  lo general, los grandes acontecimientos siempre  vinieron precedidos, de  eso, ¡Un gran sueño!