Tuve la oportunidad de ver la respuesta de Ayhan Kose, jefe de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial, a la pregunta de si se acerca una recisión mundial, en la que asegura: “existe una posibilidad remota de que la economía mundial no sea vea afectada por una recesión, por lo que ojalá se produzca una ‘aterrizaje suave’”, además agregó que se está viviendo la desaceleración más pronunciada de la actividad económica, más que cualquiera de las que antecedió alguna recesión en el pasado.
Al hablar de recesión, me transportó a la experiencia de la recesión mundial de 1982, la cual coincidió con la segunda tasa de crecimiento más baja en las economías en desarrollo en las últimas cinco décadas, aunque fue superada el año 2020. Provocó más de 40 crisis de deuda y, con posterioridad, se produjo una década de crecimiento perdido en muchas economías en desarrollo. Entonces, ¿qué pasará si caemos de nuevo en una recesión?
Actualmente en Latinoamérica las señales y los puntos de vista de los expertos no son muy positivos. La inflación viene siendo tema de debate continuo. Hay que iniciar por explicar que la inflación es una consecuencia del consumo, ya que, si disminuye, no suben los precios, y la única medida conocida y que está validada es la subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales. Lo cual contrae la economía, al encarecer el crédito.
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Hoy en día se espera que los bancos aumenten las tasas de política monetaria mundiales hasta casi un 4 % de aquí al 2023, una cifra que representa un aumento de más de 2 puntos porcentuales sobre el promedio de 2021. Con esta medida, se espera que las disrupciones en el suministro y las presiones del mercado laboral disminuyan.
El aumento en las tasas de interés y la reducción del consumo global por la escalada de precios, hacen augurar a una recesión en todo el mundo, aunque esos presagios pesimistas están en entredicho por algunos expertos y agremiaciones., Existen resultados positivos de las empresas, por lo cual se llama a la calma y se advierte de la existencia de una reducción del crecimiento, pero no de una recesión como tal.
Según el Estudio Económico 2022 de CEPAL, los países de América Latina y el Caribe tienen hoy en día un panorama económico complejo., En los próximos años se espera un bajo crecimiento, una aceleración inflacionaria a nivel global, un menor crecimiento del comercio, la apreciación del dólar, y el endurecimiento de las condiciones financieras globales, lo cual afectará negativamente a los países de la región.
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Vale la pena resaltar que, al complejo escenario interno de la región se agrega un escenario internacional en donde la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania ha ocasionado crecientes tensiones geopolíticas, un menor dinamismo del crecimiento económico global, una menor disponibilidad de alimentos y aumentos del precio de la energía, resultados de las presiones inflacionarias que venían produciéndose como resultado de los choques de oferta generados por la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), tal y como señala el estudio.
Esta situación se ha traducido en grandes desafíos para la política macroeconómica. Cada país tiene el deber de conciliar políticas que impulsen la reactivación económica con políticas dirigidas a controlar la inflación y dar sostenibilidad a las finanzas públicas.
De darse una crisis de este tipo, seguramente los países y el PIB mundial se contraerán durante dos o tres trimestres consecutivos, por lo menos, con lo cual, conlleva una reducción de la riqueza del país (pueblo, empresas y Gobierno), afectando las importaciones y exportaciones con una reducción sustancial.
No se puede saber cuánto dura una recesión, porque existen diversos factores que impactan como los geopolíticos, las guerras entre países como la de Ucrania, entre otros. Pero si se llega al punto negativo de la recesión, varios países vivirán en pobreza absoluta.
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Acá el consejo para las personas es que aumenten sus ahorros y reduzcan los gastos innecesarios, lleven unas finanzas personales y del hogar saludables, sobre todo en Latinoamérica, donde el escenario es aún más complejo, dado que los subsidios gubernamentales sobre la población son inferiores que en otros países. En este contexto, los Estados deberán estudiar estrategias para controlar la inflación de los productos básicos e intentar incentivar la generación de valor de sus pueblos.
Así que las coyunturas venideras como la discusión y decisión sobre el salario mínimo serán vitales para recomponer la economía para el próximo año, más cuando entidades como el Fondo Monetario Internacional proyectan un freno en la economía nacional, ya que pasó de calcular un crecimiento de 7,6% a solo 2,2% en 2023, siendo la economía que más puntos porcentuales perderá en toda América Latina.
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