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En juego, reelección de Santos
Archivada por el Congreso Nacional la llamada Reforma Judicial mediante Acto Legislativo, por inconstitucional e inconveniente, son varias las lecciones resultantes de esta “vergüenza histórica” de insospechadas consecuencias que, como orangután, por el enorme escándalo público generado, fue hundida a solicitud del presidente Santos, quien una vez dijo que “solo los imbéciles no cambian de opinión”:
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Domingo, 1 de Julio de 2012
Archivada por el Congreso Nacional la llamada Reforma Judicial mediante Acto Legislativo, por inconstitucional e inconveniente, son varias las lecciones resultantes de esta “vergüenza histórica” de insospechadas consecuencias que, como orangután, por el enorme escándalo público generado, fue hundida a solicitud del presidente Santos, quien una vez dijo que “solo los imbéciles no cambian de opinión”:

1º. Se perdió una nueva oportunidad de reformar la justicia en Colombia que por quinta vez  se hunde en 10 años y había surgido como parte del acuerdo del presidente Santos con Germán Vargas Lleras para ingresar a la Unidad Nacional.

2º. Ha sido el peor descalabro político del gobierno de Juan Manuel Santos, generando una crisis de confianza y credibilidad institucional, afectando la imagen y apoyo popular a la gestión del presidente.

3º El Congreso Nacional fue el más afectado por las repercusiones de la mal llamada reforma.

Se confirmó la creencia generalizada de los colombianos en que buena parte de los Senadores y Representantes a la Cámara solo buscan favorecer sus intereses personales mas no el bien común, razón por la cual se vuelve a exigir la eliminación del Congreso o la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.

4º. A cambio de prebendas personales - salvo una honrosa excepción -, los magistrados de las altas cortes se rindieron sin mayor pudor y resistencia ante el plato de lentejas ofrecido.

5º. Se resquebrajó la confianza en el presidente y sus ministros,  por parte de los congresistas pertenecientes a los partidos de la Unidad Nacional.

Significa que al gobierno le será más costoso el “peaje” político y menos fácil obtener apoyo en el Congreso, porque le exigirán más cargos y contratos públicos los congresistas al presidente para aprobarle nuevas reformas como la pensional, de salud y la tributaria, de urgente trámite, como otra vez la de justicia.  

6º.  Más pronto que tarde, el presidente Santos tendrá qué hacer cambios en su gabinete.  Además del ministro Esguerra (quien enfrentó solitario a sus detractores), también debería irse el ministro del interior, Federico Rengifo, a quien irrespetaron los congresistas y no lo consideran interlocutor válido  por su inexperiencia, falta de liderazgo y de conocimientos.

7º.  Ahora, Santos deberá viajar menos al exterior, lograr mejor comunicación con el país, ser menos mediático con ofrecimientos y producir rápidos resultados en seguridad, asuntos económicos, salud, empleo, educación y lucha anticorrupción.

8º. Juan Manuel Santos sabe que Álvaro Uribe, como contradictor, no descansará hasta cobrarle en todos los escenarios válidos y  en las urnas, su supuesta deslealtad política.

¡La opinión pública nacional (a través de los medios de comunicación y de las redes sociales) rechazó de manera inmediata y enérgica la mal llamada reforma judicial (“equilibrio de poderes”, la denominó el congresista Jaime Buenahora) y le envió una clara señal de alerta al presidente Santos, a los congresistas y a magistrados de las altas cortes!.

Santos quedó advertido - cuando menos -  por inusual y creciente protesta popular en mitad de su mandato, de lo que exigen los colombianos a los funcionarios que hoy ejercen poderes públicos: honestidad, responsabilidad, transparencia, resultados concretos con obras y acciones específicas.   Está en juego la reelección del presidente, la cual dependerá de la forma y con quienes actúe de inmediato.
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